Por sobre todo: el fenómeno

A 20 años de Oktubre, el análisis de Roberto Petinatto.

Revista La Mano #28, julio de 2006. «20 años de Oktubre». Por Roberto Petinatto

Los músicos inventan un estilo, una canción, un ritmo y los periodistas la crítica y el análisis, pero por sobre todo: el fenómeno. Y los Redonditos de Ricota fueron y serán víctimas de todo eso.

Llega un punto en que un músico piensa realmente qué se debe entregar para alimentar correctamente el fenómeno en el que se convirtió, porque sino lo perdería. ¿Y qué perdería? Algo en lo que nunca reparó y pretendió convertirse «en».

Cuando estaba en España, un día llamé a Ricardo Mollo. Estaba punto de volver y me dijo, habiendo pasado tres años de ausencia: «No sabés en lo que nos convertimos… Somos enormes… Y cuando vengas por la General Paz vas a leer «Luca Vive» y no lo vas a poder creer».

Fue tal cual. Sin saber que hacer de mi vida, sintiéndome por debajo del fracaso, miraba la ruta como quien no tiene más remedio que volver al hogar materno después de una fiesta tan larga. Y ahí estaba «Luca vive». ¿Qué tal? El grupo que menos había vendido en su historia viva, ¡ahora era algo así como El Retorno de los Dioses Olímpicos! Todo el mundo dijo que nos había visto. Todos dijeron que nos habían comprado nuestros discos. ¡Y Luca hubiese necesitado cuatro vidas para conocer a toda la gente que dijo haber charlado con él en un bar! Éramos… ¡un fenónemo!

Los Redondos fueron tal cual, con la diferencia de que lo pudieron disfrutar en vida. Mientras el Indio abandona la sana amistad, el centro y la alegría, y se esconde detrás de los ProTools y un campo verde grande… el fenómeno continúa. Y en el medio del fenómeno, las cosas se van de las manos. Lo que el guitarrista nunca dijo, ahora lo reclama. Lo que el cantante quería hacer, ahora se siente capaz en solitario. Y los demás crecen en otras disciplinas. Mientras tanto, los Redondos quedan en la historia como algo inclasificable, no musicalmente, pero sí como evento social, casi revolucionario y protector de una generación que no tenía dónde agarrarse para protestar contra sus padres.

Los Redondos consiguieron, como ningún otro grupo, encerrar a cientos de adolescentes en sus cuartos sin preocuparse (como es lógico) del qué saldría de ahí. En muchos casos, sólo fue alcohol y diversión. En algunos pocos, crecimiento y visión, como cuando nosotros leíamos una letra de Hendrix o Lou Reed nos mostraba que la ciudad, aunque fuera tan fea como una esquina del Once, tenía su encanto, y lo que es peor, nos invitaba a descubrirlo en nuestra propia metrópoli.

¿Por qué Oktubre? Porque a todo el mundo le gusta, porque se considera «la» obra, porque enseñó. Sí, enseñó a vivir. Y así debe ser: la música y las letras te hacen pensar, descubrir, cambiar y finalmente… chocarte contra los mismos obstáculos pero con una coraza más fuerte que la pared de Waters al caer.

Hoy los Redondos son ese fenómeno que, como muy pocos periodistas advirtieron, nos conduce a la especulación, la falta de información real y precisa, o a poner en papel un anecdotario que nadie recuerda. ¿Qué sucede? El fenómeno pasa entonces a la categoría de MITO!. ¡Sí!… hoy ya es como que sin haber viajado a España volvieran todos por la General Paz diciendo: «Por Dios… somos nosotros! Estamos más vivos que nunca» mientras una mariposa y un viejo Pontiac abandonado en un barrio cualquiera… se cruzan antes de llegar al peaje de esta cruel y estúpida realidad.

Los Redondos… sí, amigos… inventaron una canción, un estilo y tal vez un fenómeno que, como una bruja perversa y ciega, les impide volver. Pero a veces es más digno reencontrarse consigo mismo, que seguir tocando… una y otra vez la misma melodía sin el corazón del saludo y la bebida.

Otros artículos de esta edición especial de la Revista LA MANO:

De 2006 a 1986. De regreso a Oktubre
Andrés Teocharidis y el final de una época
Skay analiza Oktubre: «Es un disco honor a todas las revoluciones»
Atrapado en libertad, por Alfredo Rosso
Noches sin trapos – Recuerdos de Oktubre, por Fernando García
«De murciélagos y máquinas del tiempo», por Martín Pérez
Por la defensa del estado de ánimo, por Gloria Guerrero
«No tengo palabras para agradecerles», por Marcelo Figueras


2 respuestas a “Por sobre todo: el fenómeno

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s