LETRA
En este film velado en blanca noche
el hijo tenaz de tu enemigo
el muy verdugo cena distinguido
una noche de cristal que se hace añicos.
No lo soñé
(se enderezó y brindó a tu suerte)
No lo soñé
y se ofreció mejor que nunca.
¡No mires por favor! y no prendas la luz…
la imagen te desfiguró.
Este film da una imagen exquisita
esos chicos son como bombas pequeñitas.
El peor camino a la cueva del perico
para tipos que no duermen por la noche.
No lo soñé…
ibas corriendo a la deriva
No lo soñé…
los ojos ciegos bien abiertos.
¡No mires por favor! y no prendas la luz…
La imagen te desfiguró.
El montaje final es muy curioso,
es en verdad realmente entretenido
vas en la oscura multitud desprevenido
tiranizando a quienes te han querido.
No lo soñé
(se enderezó y brindó a tu suerte)
No lo soñé
y se ofreció mejor que nunca.
No lo soñé…
ibas corriendo a la deriva
No lo soñé…
los ojos ciegos bien abiertos.
¡No mires por favor! y no prendas la luz…
La imagen te desfiguró.
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MÁS INFO SOBRE ESTA CANCIÓN
Ji ji ji.
Esta sí tenía que ver con la droga. Esa risita crispada, medio perversa, que te sale cuando estás pasado de merca, la paranoia a través de cuyo prisma lo empezás a ver todo. Pero la cocaína es una cosa inerte, en sí misma no es la culpable de nada.
El tema es lo que le ocurre al que se mete en esa situación y queda a la deriva. ¡Que uno esté paranoico no significa que no lo estén siguiendo!
Según Alfredo Rosso la canción es un tango metamorfoseado con el House Burning Down de Jimi Hendrix. Pero también es tributaria de tu cinefilia. Se nota en muchos versos: En este film velado en blanca noche (…) Este film da una imagen exquisita (…) El montaje final es muy curioso.
Los ruidos del final —esas alarmas, por ejemplo— también son cosa del teclado de Melero. Y los versos que figuran al final de la letra en el sobre interno del disco pero no se oyen (Olga sudorova / Vodka de Chernobyl / Pobre la Olga, ¡crepó!), eran lo que cantábamos sobre la melodía instrumental de cierre.
¿A qué atribuís la dimensión mítica que adquirió Ji ji ji en el contexto del ritual redondo?
Para empezar, tiene una marcha muy convocante. Y la letra es bastante comprensible, el tipo está narrando algo con lo que muchos podían identificarse: algo horrible, que parece una pesadilla y sin embargo es verdad. No lo soñó: ¡es real! Esa es una de las ventajas que el songwriter tiene respecto del poeta: sus palabras pueden ayudar a completar o resignificar la forma pura que la música insinúa.
Es verdad que tiene una marcha fuerte, pero muy trabada, como contenida. Hasta que llega el interludio instrumental, que llama a liberarse.
A mí esa parte no me gustó nunca. ¿Ves lo que te digo? Lo que yo rechazo termina siendo lo que más pega. ¡Pensá que yo no quería ni editar Mi perro dinamita, y terminó siendo uno de nuestros temas más populares!
Indio Solari en conversaciones con Marcelo Figueras. Este texto forma parte del capítulo 10 del libro autobiográfico Recuerdos que mienten un poco (Bs. As, 1era. edición, Editorial Sudamericana, 2019).
Skay siempre aportó cosas muy finas, muy gratas, muy de acuerdo con el tema. Para que dos tipos compongan bien juntos tienen que tener el mismo taste. Las letras de Leo García con música de O’Connor no cuajarían. Fue una sociedad compositiva que tuvo su génesis en un momento donde nos complementábamos a las mil maravillas: Skay armaba buenas secuencias de guitarra, rítmicas —recuerdo la de Ji ji ji, por ejemplo— y colores, mientras que yo hacía las canciones. El entendimiento era natural, desde que participábamos de la misma cultura.
Indio Solari en conversaciones con Marcelo Figueras. Este texto forma parte del capítulo 19 del libro autobiográfico Recuerdos que mienten un poco (Bs. As, 1era. edición, Editorial Sudamericana, 2019).
Cuando Indio explicó la letra: “Para mí es un poco la paranoia de la droga. No lo llamaría de la experiencia de las drogas, que en este caso tiene otra pretensión, sino que está hablando de cuando alguien está a la deriva dentro de esa situación. Independientemente de lo que la gente haya interpretado para mí se trata de la paranoia, aunque recordemos que ‘cuando uno está paranoico’ no quiere decir que no te estén siguiendo. Ji Ji Ji es una risa medio perversa, marca una bidimensionalidad, es como que todo lo que estás diciendo no es una afirmación. Porque si tenemos el cuchillo sobre la mesa es simplemente un cuchillo, no es bueno ni malo. La cocaína es una cosa, no es la culpable de nada”
Los 100 mejores discos del rock nacional, Revista Rolling Stone Argentina, abril de 2007. Por Pablo Plotkin
Skay recordando la grabación de Oktubre, en 2006:
“Me acuerdo que Jijiji lo compuse sentado en una especie de balconcito en el primer piso. Una tarde me puse ahí con la guitarra y empecé a jugar con esos acordes y terminé de definir la armonía de lo que iba a ser el tema, después de haberlo zapado varias veces en la sala de ensayo que teníamos. Es curioso porque el solo medio gitano que hay en el medio es raro metido en ese rock. Pero después terminó teniendo una identidad y un carácter irreproducibles… Incluso durante muchos años, cuando había una sola guitarra en el grupo, ese solo lo hacía el saxo. Y se seguía haciendo por esa cosa media chiflada en el medio del tema. Pero con la guitarra ese solo es como debe ser.”
Skay analiza Oktubre: «Es un disco honor a todas las revoluciones». Revista La Mano #28, julio de 2006. «20 años de Oktubre».
Claudio Kleiman, para la Revista Rolling Stone: “La guitarra con downstrokes del comienzo establece una intriga cargada de anticipación durante dieciséis compases, y la voz del Indio, que parece venir desde el fondo de una caverna, plantea el clima de esta fábula paranoica con un primer verso que contiene dos aparentes contradicciones: “En este film velado, en blanca noche”, un juego de opuestos entre realidad-ficción, sueño-vigilia, que luego va a liberarse en el épico estribillo y su conclusión, “los ojos ciegos bien abiertos”. Pero lo que se convertiría en la banda de sonido de “el pogo más grande del mundo” empezó de una manera muy sencilla, según relató cierta vez Skay a la revista La Mano: “Me acuerdo que «Jijiji» lo compuse sentado en una especie de balconcito en el primer piso [de su casa en la calle Soler, donde había construído una sala de ensayo en la terraza]. Una tarde me puse ahí con la guitarra y empecé a jugar con esos acordes y terminé de definir la armonía de lo que iba a ser el tema, después de haberlo zapado varias veces en la sala de ensayo que teníamos”. El primero de los dos solos de guitarra (que luego de la partida de Tito “Fargo” D’Aviero pasó a ser interpretado en vivo por el saxo) se convirtió en una melodía tan memorable como el estribillo, a pesar de su aparente extrañeza. “El solo medio gitano que hay en el medio es raro en ese rock”, comentaba Skay, que lo definía como “una cosa medio chiflada” dentro del contexto, que le daba “un carácter irreproducible”. ¶En una de las pocas veces que aceptó hablar sobre el significado de sus canciones, el Indio Solari me dijo (en una charla para la RS Nº 48, Los 100 hits del rock argentino) que “Jijiji” habla “un poco sobre la paranoia de la droga”. Y se explayaba: “No lo llamaría de la experiencia con drogas -que en este caso tiene otra pretensión-, sino que está hablando simplemente de cuando alguien está a la deriva dentro de esa situación. No lo soñé… en este film… Habla como de una película; parece el típico psicópata que está viendo la película de él mismo, en circunstancias en que todos los valores, el prestigio poético de cada palabra, tiene que ver con el estado de paranoia que te da la cocaína, un estado muy reconocible, por otra parte”. En cuanto al título, Solari explicaba: “Para mí es muy significativo. Porque jijiji es una risa medio perversa; marca una bidimensionalidad, es como que todo lo que está diciendo no es ninguna afirmación. Porque si ponemos un cuchillo sobre la mesa, es simplemente un cuchillo, no es bueno ni es malo; la cocaína es una cosa, no es la culpable de nada… Yo estoy hablando de la psicopatía, de la paranoia, de todos esos males del promedio de la cultura rock”. Pero como todo clásico que perdura a través del tiempo, “Jijiji” ha crecido hasta independizarse de las circunstancias que lo originaron, e incluso de su significado. Con un letrista de la talla de Solari, frases como “y se ofreció mejor que nunca”, “esos chicos son como bombas pequeñitas” y “los ojos ciegos bien abiertos” adquieren nuevas -y diferentes- resonancias cada vez que son pronunciadas y coreadas por miles de fans.”
Las 20 mejores canciones de Los Redondos, Revista Rolling Stone Argentina, 4 de agosto de 2017.
¿Quién compuso el solo de Jijiji, ese momento increíble en el que la adrenalina se apodera de nosotros y nos ponemos como a saltar desenfrenados? En el documental «Tsunami. Un océano de gente» el Indio le dijo a Mario Pergolini que ese solo era de Sergio Dawi, ex saxofonista de Los Redondos. Pero estuvimos investigando las declaraciones de los músicos que formaban parte de Patricio Rey en aquella época y logramos resolver el misterio.
El análisis del blog ESA VIEJA CULTURA FRITA
Una que sabemos todos.
El análisis del tema, por José Bellas para Diario Clarín, 1 de abril de 2005
Olga Sudorova, vodka de Chernobyl
Durante las primeras interpretaciones de «Jijiji» el Indio Solari pronunciaba una frase que esconde una dolorosa historia.
Redondos Subtitulados, 31 de marzo de 2022
«Olga Sudorova, vodka de Chernobyl… ¡pobre la Olga, crepó!»
Indio en concierto
En 2015 Indio Solari publica el film Indio en concierto, su primer DVD. En realidad la caja incluía dos CDs y dos DVDs, correspondientes a los shows que brindó en el Estadio Único de la Ciudad de la Plata en el año 2008.
El track nro 23 corresponde a la canción “Jijiji”. El video de Jijiji se convirtió en el más popular de nuestro canal de Youtube. También es el video más visto de Indio Solari en todo Youtube. Impresionante!
Durante la canción el Indio anunció que «¡Se viene el pogo más grande del mundo!», y sobre el final se dirigió a su público: «Un cariño enorme. Una bendición tener a gente como ustedes soportándonos. Les agradezco para siempre… ¡Gracias! ¡Gracias! Nos vemos seguramente en algún momento. ¡Cariños!»
Según los créditos del disco, estaban en escena: Indio (voz); Julio Saez y Baltazar Comotto (guitarras principales); Martín Carrizo (Batería); Hernán Aramberri (Batería); Baltasar Comotto (Guitarra); Gaspar Benegas (Guitarra); Pablo Sbaraglia (Teclados); Marcelo Torres (Bajo); Alejandro Von Der Pahlen (Saxo); Ervin Stutz (Trompeta); Deborah Dixon (Coros); Luciana Palacios (Coros).
FICHA TÉCNICA
Disco: Oktubre
Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota
Duración: 05:36
Grabado entre los meses de agosto y septiembre de 1986 en los Estudios Panda de Buenos Aires.
Piojo Avalos: batería
Semilla Bucciarelli: bajo
Titi “Fargo” D´Aviero: guitarra
Willy Crook: saxo
Indio: voz
Skay Beilinson: guitarra
Músicos invitados:
Daniel Melero: teclados
Claudio Cornelio: percusión
Técnico de grabación: Osvel Costa
Cubierta: Rocambole
Producción Ejecutiva: Poli
CD: publicado por Patricio Rey Discos
Distribuido por DBN