Nosotros, caníbales

A lo largo de su carrera artística, en canciones, recitales y entrevistas, Indio Solari alertó sobre las degradantes condiciones de detención de las cárceles de nuestro país, y criticó los criterios de criminalización.

Autor: Redondos Subtitulados, 29 de diciembre de 2022, publicado originalmente en julio de 2018

Al referirse al papel del Estado como responsable de las degradantes condiciones de detención de los presos comunes, Solari suele utilizar una metáfora que se adjudica al escritor Jorge Luis Borges.

«..¡y lo que pasa en las cárceles! Borges dijo que se puede hacer cualquier cosa con un caníbal, menos comérselo. ¡No podes combatir el canibalismo con canibalismo! El estado no puede cometer las mismas tropelías que alguien que está «descarriado». He visitado bastantes cárceles, para visitar presos políticos o comunes, porque tengo amigos en el cielo y también los tengo en el infierno, y si hay un horror que debería ofendernos es la vida en las cárceles» Indio, revista La Mano, 2014.

La critica no es actual. Ya en el disco Un baión para el ojo idiota de 1988 el Indio nos alertaba que «si esta cárcel sigue así todo preso es político». En Toxi Taxi  -aunque indirectamente- también se preocupa por las condiciones de detención. En este caso relata el encierro de su amigo Luis María Canosa, «un angelito, creo que no conocí a nadie mas buena persona», que fue arrestado porque tenía unas «pepas» en su departamento para consumo personalle explicaba a Mario Pergolini en diciembre de 2004.  «Te tenemos allí / abandonado allí / preso como un animal / como un animal feroz / así las cosas: ¿la fiera más fiera dónde está?». En esa pregunta critica al sistema penitenciario, y al Estado por criminalizar a los consumidores de drogas.

Ya en su etapa solista graba Pabellón séptimo (relato de Horacio). Con una letra desgarradora narra la masacre de los colchones: el incendio de uno de los pabellones de la cárcel de Devoto, en el que fallecieron incinerados más de sesenta presos, y otros tantos fueron internados en grave estado, en medio de una feroz represión policial. Entre los muertos estaba el propio Luis María Canosa, una víctima inocente de la inacción estatal: cárceles repletas, condiciones insalubres, maltrato, presos sin condena, homicidas y violadores junto a consumidores de drogas… el infierno estaba servido para que la masacre se consumara.

Antes de cantar Pabellón Séptimo en los conciertos que brindó en el Estadio Único de La Plata en el año 2008, que formaron parte del DVD Indio en concierto, Solari invitó a su público a reflexionar sobre las condiciones de detención en el sistema penitenciario argentino: «más de uno de los que estamos acá tendremos algún amigo, algún hermano, que está en prisión. Esta canción no es para ellos, porque melonear cuando estás adentro no es bueno. Es para que nosotros nos demos cuenta que están sujetos al pésimo infierno. Es una canción nada más recordatoria de una masacre que hubo».

Está claro que Solari es un artista comprometido con las problemáticas sociales, que desde su lugar ha alertado a quien quiera oírlo sobre las injusticias que someten a los más vulnerables. En el recital de Olavarría, de marzo de 2017, decidió alertar a su público sobre un polémico proyecto de ley:

«Y por otro lado pensemos bien lo que está pasando con respecto a los menores. Están buscando bajar la punibilidad de los menores a 14 años. Hay estadísticas que dicen que los asaltos o crímenes cometidos por menores de 14 años son estadísticamente ínfimos. Lo que están haciendo es una locura. Yo pido que piensen en el momento que los diputados y los senadores van a desear hacer estas cosas, porque no corresponde. Los menores… los muchachos no nacen malos… el Estado no puede ser penal antes que social. Tiene que socializar primero, y luego pensar penalmente en una criatura bueno, eso era todo lo que quería decir.»

La crítica trae implícita, también, parte de la solución: socializar, sacar a las familias, y especialmente a los chicos de la marginalidad y de la pobreza evitará que el sistema penitenciario los termine devorando.

Así las cosas, mientras el selecto grupo de personas que maneja el poder encamine el país por el camino opuesto, por el de la criminalización «¡Sheriff! ¡Sheriff! ¡ladrá! ¡ladrá y mordé!», las noticias seguirán alimentándose de muertos coquetos, atados en el piso del baño boca abajo.

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Al presentar el disco, allá por el año 2004, Solari recurríó nuevamente a la metáfora borgeana: «como decía Borges vos podes combatir al caníbal y hacer con él muchas cosas. Lo que no podes hacer es comértelo. El estado y la sociedad no pueden castigar con el horror que viven los presos comunes… necesitaba contar esta tragedia porque murió gente que no estaba condenada.» Entrevista con Mario Pergolini, diciembre de 2004

La metáfora del caníbal es una crítica a «la ley del talión», al principio del «ojo por ojo, diente por diente»: no se puede castigar el horror con más horror.
Mencionamos mucho a Borges en este artículo. La leyenda cuenta que en una entrevista, en Roma, un periodista trataba de poner en aprietos al genial escritor argentino. Como no lo lograba, finalmente probó con algo que le pareció más provocativo:

¿En su país todavía hay caníbales?
Ya no – contestó aquél -, nos los comimos a todos.

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