Visitamos a Ricardo » Mono» Cohen, más conocido como Rocambole, por ser el ilustrador y artista plástico de Patricio rey y sus Redonditos de Ricota. En esta nota bucearemos por los comienzos artísticos del Mono y como se fue llegando a La Cofradía de la Flor Solar.
Revista electrónica LADO B(http://ladob.8m.net/). Por PULGA PAVLOVICH

City Bell es una localidad – no sé si hay que llamarla ciudad o qué – cercana a La Plata. Debo decir que no es el lugar más recomendable para estar a la deriva un sábado si llueve. Es más que difícil encontrar un bar o un lugar donde sentarse a tomar algo. Allí visitamos a Ricardo » Mono» Cohen, más conocido como Rocambole, por ser el ilustrados y artista plástico de Patricio rey y sus Redonditos de Ricota. En esta primera parte bucearemos por los comienzos artísticos del Mono y como se fue llegando a La Cofradía de la Flor Solar.
No sólo las artes plásticas le quedan bien. Las papas fritas que hizo para acompañar el pollo estaban más que buenas. Mientras sonaba O Connor, empezamos a charlar y se me ocurrió encender el grabador. La conversación venía en torno a la versión que hizo O Connor de «Eleonor Rigby» y el video que a él le gustaría hacer con ella.
LadoB… ¿Cómo te lo imaginás al video?
Hay unas olas negras de contaminación… que se van llevando a toda la gente.
LadoB… Me habías contado que estabas laburando en un video…
Sí. estoy haciendo un video para unos músicos de La Plata.
LadoB… ¿De qué va la cosa?
Digamos, un demo, una música con una letra que habla de todo el proceso de la Argentina, es como muy actual, como imágenes de una película, que se repite, la historia de la Argentina es como una película… Tengo unas imágenes donde aparece una película de guerra, las Malvinas, una película de la mafia Todo aparece en fotogramas que se repiten.
LadoB… Ahora que hablábamos de películas, me acuerdo que hacías alusión, del libreto de Tango Feroz, que daba una visión de los años sesenta, que no correspondía con la versión que vos viviste, ¿cómo es esa versión?
La que yo viví es una versión de los sesenta muy provinciana. Ahora parece que cuando pensás en los sesenta todo era el Di Tella, pero en realidad a su alrededor existía como una especie de desierto cultural. Y había mucho provincialismo, en el sentido que había muy poca comunicación con el exterior. Por otra parte había una condición de los argentinos muy provinciana y atrasada en cuanto a sus propias relaciones, su prestigio, yo creo que todavía se vivía como en la década de los cuarenta, una década donde en la argentina parecía que faltaban todavía muchas mujeres. Fue esa época donde trajeron las mujeres de Varsovia y de París, porque aquí era un país de hombres, entonces al ser un país de hombres era todo muy pajerizado, y bueno… en los sesenta seguía esa pajerización.
Todavía los jóvenes iban a un baile donde estaban las familias sentadas en las mesas mirando y vigilando a las chicas, con quién iban a bailar y en el escenario había siempre una orquesta típica porque no podía zafarse del desastre: alguna orquesta de tango y después una orquesta mediocre que hacía temas internacionales (se llamaba «Característica»). Ese era el panorama que tenían los jóvenes, que para encontrar pareja tenían que ir a estos bailes, donde bailaban una música que no les interesaba. A nadie le interesaba el tango en esa época, por el contrario todos lo detestaban, el tango era la imagen de la paja, y creo que la irrupción del rock, cuando de repente lo conocemos, es una puerta que se nos abre para poder hacer mierda ese tango que nos hinchaba las pelotas y nos aplastaba. En ese momento el tango, para los jóvenes de mi época era el símbolo de la opresión y de la pajerización, nos contaban historias de machos tristes, jodidos, una vida que a nosotros no nos interesaba en lo absoluto. Entonces, no había nada que nos representara, de hecho a mi la música no me interesaba, si iba a algunos de esos bailes era porque quería conocer a alguna chica…
La gente se vincula al arte de diferentes maneras. Hay gente que se siente tocada a determinada edad y otra parece nacer con ello. El Mono es de estos últimos, con un entorno que no lo favorecía mucho. A pesar de eso y sin sorprenderse por las cosas que se le fueron dando, llegó a ser el artista plástico que seguramente más reproducido en el sur de América: sus obras están en un incalculable número de remeras.
LadoB… ¿Cómo fueron tus primeros vínculos con el arte en general?
Yo creo que los primeros vínculos que una persona hace con el arte son a nivel sensible. O sea, forman parte de la historia personal. Creo que soy parte de una familia que por su posición socioeconómica o algo así, no tenía nada que ver con el arte. Creo que este hecho sucede a menudo, de repente nace un chico o una chica, alguien sensible dentro de un ambiente poco sensible. Fue arduo, como la vida de todo sensible, no estaba en el lugar que me tocaba, pero lo tuve que hacer… o sea, te tenés que construir tu geografía. Obviamente, como muchas personas vinculadas a ese territorio, yo me consideraba in marciano, no tuve nada que ver con mi familia a ese respecto. Hay muchos fenómenos parecidos… Cuando me aficioné a la lectura, creciendo en mi propia historia, me doy cuenta de repente que por un pedo del destino, un pedo genético o lo que sea, se nace en el lugar poco propicio. De hecho es así, nadie puede agarrar y generar un resentimiento con respecto a su familia ni nada por el estilo, pero si a veces comprendes que no sos parte en algún punto, y en ese sentido yo soy un caso clásico. Por ejemplo, no tengo un antecedente artístico ni nada por el estilo, y lo tuve que hacer, construirlo palmo a palmo, rechazando a lo mejor constantemente todas las cosas que se me proponían de momento. Además te digo que creo que hay una aristocracia con respecto a esto, hay personas que son aristócratas en otro sentido, que no es la aristocracia de la cuna, si no es la aristocracia de la sensibilidad… Vos no sos parte de tu entorno y de repente buscas tu entorno y a lo largo de tu vida lo logras encontrar. Muchas veces digo ya es bastante para el hijo de Don Paco (Don Paco es mi viejo) las cosas que he echo, ya es bastante…
Le pregunta a Daniela qué está mirando. Me meto y digo que ella está mirando con ojos de admiración – no, me mira raro…- dice el Mono y Daniela, como siempre, ríe.
Yo tenía tres años y ya sabía, tenía cinco años y ya sabía perfectamente a donde yo quería llegar. No se si les debe de pasar a todos, a mí me pasó de saber todo lo que me va a pasar, es como una seguridad, pero no de saber quien va a ganar las carreras o qué número va a salir, si no saber perfectamente que por ejemplo, ponele, estás en el medio de un accidente de autos, y en el instante que estás chocando vos sabes que en esa no te morís, y lo sabes, es así… Es como que hay algo que te hace saber lo que va a pasar, yo sabia perfectamente todo lo que iba a pasar conmigo en determinadas cosas. No me sorprenden las cosas que me pasan a mi, o sea, es como que esta película ya la vi, pero no del todo…
LadoB…¿Cómo te fuiste integrando a esa «aristocracia de la sensibilidad»?
Nunca me integre. Vamos a verlo con respecto a las artes plásticas. Yo no soy parte de las artes plásticas, yo no soy parte del circuito, no estoy integrado. Tampoco estoy integrado a la música, yo me vincule al rock por que me gustó a los trece años y de repente me hice amigo de gente que tocaba rock, al principio hice una trayectoria mas o menos lógica porque por mis gustos musicales vinculé la parte que yo hacia que era la. Esto es muy nuevo, a mí me gustaba el rock y cuando tenía trece años jamas pensé que me podía integrar al rock por el lado de la plástica. Eso imaginate que jamás lo podría haber planificado, pero yo siempre pensé que dentro del rock algún lugar tenía que tener…
Esta pregunta hubo que hacerla varias veces. Nunca pensé que la respuesta podía ser tan maravillosamente larga. Esto implicó que nos fuéramos a la infancia del Mono, una infancia mágica en varios distintos. Como llegamos a «La Cofradía de la flor Solar» o «como hacer la república propia» podrían ser títulos para este bloque.
LadoB… ¿Cuándo aparece La Cofradía de la Flor Solar?
Desde bastante chico me gustó armar cofradías, armar magias siempre fue una cosa que me gustó. Entre los diez y los doce años hice una república, me junté con unos amigos que estabamos hartos del mundo en que vivíamos, declaramos que el mundo estaba loco, y habíamos leído de una república que existía en el Uruguay que se llamaba Parva Domus. Creo que si investigas en el Uruguay sobre la república de Parva Domus vas a encontrar cosas… Parva Domus la había armado un grupo de gente que era pancista y que era fanática de Lautremont, y bueno esta república se armo en el Uruguay al comienzo de la primera guerra mundial. Querían hacer un especie de movimiento dadaísta, viste que el dadaísmo se arma después de la primera guerra en Suiza, como el Uruguay era la «Suiza de América», parece que se juntan unas personas, unos millonarios juntan y forman Parva Domus.
En un momento dado leímos en la revista Selecciones acerca de esta república. Entonces dijimos: «esta es la verdad, vamos a formar una república porque no nos bancamos el mundo». Hacemos una constitución y el primer articulo era «el resto del mundo esta loco» y el segundo: «como el resto del mundo está loco nosotros vamos a armar nuestro propio país». Y bueno, armamos una constitución, un poder ejecutivo, nos reuníamos teníamos un presidente, teníamos ministros…
LadoB… ¿Cuántos eran?
Éramos diez, doce pibes… Teníamos un ministro de caramelos de menta, que era el encargado de traer caramelos de menta a las reuniones. La república, siguiendo el estilo de Parva Domus, también la nombramos en latín, la nuestra se llamaba Ubi Bene (N de R: disculpad, pero no se si se escribe así). En realidad era un nombre mas largo que quería decir: «donde se está bien y hay libertad, allí está la patria».
LadoB… Sorprende por la edad toda esa cantidad de información, lo de Parva Domus, el manejo del latín…
Leíamos Selecciones. En esas épocas no había tanta disponibilidad de información cultural. Y Selecciones, una revista hecha por la CIA para meter una impronta cultural en Latinoamérica, era lo único cultural que teníamos para leer. Igual podía ser una lectura transformadora; ya te digo, nos dábamos cuenta de ese tipo de penetración cultural. Incluso hacíamos una revista en sátira a Selecciones, con artículos que por ejemplo se titulaban «Viva feliz con su cáncer» o » Su sordera puede ser una ventaja».
Y luego, alrededor de los quince años, cuando leímos las biografías de Van Gogh, de Gaughin, decidimos hacer un movimiento artístico. Hicimos una exposición en el Colegio Nacional, que era donde íbamos… Y nos oponíamos al informalismo que estaba en boga en esa época. A nosotros nos gustaba aprender a dibujar y de repente el informalismo era desprenderse absolutamente de todo. Nosotros decíamos: «¿pero cómo? Uno lo que quiere es aprender…» y el arte que estaba en boga se desprendía de todo eso. Reaccionamos contra eso e hicimos un arte que en ese momento era tratar de dibujar bien. Yo había hecho un curso de niño en Bellas Artes y ya podía dibujar bastante…
Intentando preguntarle por la formación de La Cofradía de la Flor Solar, nos fuimos metiendo en un final de infancia – o comienzo de la adolescencia – con mucho de particular y desde ya, artístico. Así que, ya que estábamos, proseguimos en forma cronológica, disfrutando de una época que no vivimos.
Mono: Y ese fue el momento en que me fui de mi casa, porque estaba todo el día ahí pintando y después ya no volvía a dormir. Mis padres no hicieron demasiado para que no fuera así, por el hecho de que ya estaba creciendo mi hermana y vivíamos en una casa pequeña… Las veces que volvía yo tenía que dormir en un sillón.
LadoB… Y los vínculos con los músicos cómo se fueron dando?
Mono: Yo te estoy hablando de 1956, imaginate la época: recién aparece un disco de Elvis y recién se había estrenado la película «Semilla de maldad», con el primer rocanrol; y el diario «El Día» de La Plata uso la palabra «rock and roll» por primera vez, describiendo ese hecho. Todos los jóvenes se vestían de traje; hasta los once años usaban pantalones cortos y después pasaban a los largos y se vestían como los padres. En la vidriera de una casa de deportes aparece el primer vaquero como novedad, y todos los chicos lo iban a ver, algunos lo podían comprar, entre ellos yo… Y de repente empecé a comprar aquellos primeros discos – no los de vinilo, los de pasta – que tenías que comprar uno por semana, porque a cada rato se te rompían, de tanto uso.
Pero el advenimiento del rock dura una temporada y se pasa a otra cosa. Nosotros nos quedamos como locos, porque nos querían vender el Calypso y desaparece el rock, totalmente… Entonces nos ponemos a investigar. Y no había mucha manera, no había mucho contacto… Pero algunas películas clase B traían rocanrol y estábamos alerta. Vamos conociendo de a poco a Chuck Berry y otras cosas. Por ahí alguien viajaba al exterior y traía cosas. Hubo una época como negra, no se conseguía casi nada… Todavía no existían los cassettes ni nada para grabar, era terrible!! Entre 1956 y 1960 no podías conseguir nada y no podías grabar tampoco, no podías hacer nada… la única luz era una radio uruguaya: la de Elías Turubich, Radio Carve. Era arduo seguir el rocanrol, era como una especie de cosa secreta, de militancia…
¿Cómo hizo este tipo para vincular su vocación y su habilidad con la música? Según él, es una cuestión de elección. Yo le creo, pero también creo que a veces no es muy fácil elegir. Estamos frente al caso de un cóctel realmente resuelto.
Mono: Vos en determinado momento empezás a elegir las cosas que te gustan. A lo largo de tu vida eso va conformando una especie de cóctel, donde al final lo resolvés o no… Yo creo que al final lo resolví: a mí me gustaba la plástica, el dibujo, el rock.
LadoB… ¿Los primeros músicos con los que te juntaste?
Mono: El primer músico que cantó un rocanrol en la ciudad de La Plata se llamó Mario Leiman (N. De R: suponemos se escribe así). Era un amigo mío que sabía inglés – el único de nosotros – y nos introdujo en la parte de las letras del rock. Mario Leiman cantaba bastante bien y en las fiestas cantaba los rocanroles que más nos gustaban, a toda la barra. En realidad, el rock le gustó en un momento dado y la cantaba porque sabía hablar inglés, pero lo que más amó fue la música de Frank Sinatra. De hecho, en un momento dado se fue a los Estados Unidos y se hizo norteamericano, que era lo que realmente amaba.
En los años 60 había como algo en el ambiente y a través de Radio Carve escuchamos los primeros temas de los Beatles (1961-62).
LadoB… ¿Tus primeros vínculos con los Redondos?
Mono: Yo no tengo vínculos con los Redondos, porque los Redondos es algo que les pasó a uno amigos míos, que yo los tenía hace rato. Yo no conozco a los Redondos, yo conozco a Skay, conozco a Poli, conozco al Indio…
A Poli la conozco alrededor de mis quince años de la siguiente manera: yo iba al Colegio Nacional, con traje, corbata y todo eso… Nos íbamos a tomar café a la París, caminando por la calle 49; salíamos de 1 y 49 – donde quedaba el Colegio Nacional – y por la 49 llegábamos a la París, donde tomábamos café de traje y corbata. En una de esas vemos afuera unas motos y me resultó raro ver una chica en una moto – no estaba manejándola tampoco – sentada atrás, eso ya era raro… En algún momento yo fui al baño (o algo así) y así, me encontré con ella, algo nos dijimos… Ya te digo, yo de traje y ella media desarrapada (risas varias). Creo hasta tenía campera de cuero ella. Y no sé bien qué nos dijimos, pero no había mucha amistad en ese momento. Después, más tarde y en otros bares, cuando yo iba, ella me saludaba y comenzamos a hablar y hablar… y así empezamos a ser amigos.
Y ya que pregunté por los Redondos, vamos a afilar el escarbadientes y que comiencen las presentaciones: Mono, Skay… Skay, Mono… Pero debo reconocer mi error y mi tontera. No era momento de preguntar por Skay.
Mono: Cuando te estoy hablando de esto, Skay estaba en un moisés, qué se yo… (rosas varias) Tendría seis años, nada más… A Skay lo conozco en la ya armada Cofradía.
LadoB… Que todavía no me contaste cómo se armó.
Mono: La Cofradía de arma a partir de la Facultad de Bellas Artes, que era Escuela en ese momento (N. De R. Digamos que es algo similar a lo que hoy sucede en Montevideo). En 1964 ingreso a la Facultad de Bellas Artes, después de haber pasado algunos años en la Facultad de Humanidades, donde había empezado a estudiar Psicología… Decido estudiar artes plásticas y me meto en la Escuela Superior de Bellas Artes. Allí conozco un montón de gente impresionante… En 1967 entre todos esos amigos armamos una agrupación y peleamos las elecciones del Centro de Estudiantes, y ganamos. Ganamos siendo una agrupación independiente que peleaba contra las agrupaciones que estaban más o menos organizadas por los partidos políticos. El PC en ese momento estaba muy fuerte y también el peronismo de la resistencia.
Justo en ese momento se produce el golpe militar de Onganía y se disuelve en Centro y toda esa mano… Y se nos tornó difícil la existencia. Por eso agarramos y decidimos irnos en masa; tratando de formar una especie de escuela paralela. En realidad, lo que queríamos era una universidad paralela, no andábamos con chiquitas. Empezamos a armar un comedor, porque también habían cerrado el Comedor Universitario y lo armamos en el Sindicato de Correos, que nos ofreció el lugar. Y empezamos a darle de comer a unos doscientos y pico de estudiantes… Por lo menos a los de Bellas Artes empezamos a conseguirle la comida.
Y todo ese hecho de trabajo conjunto nos hizo decir «vamos a alquilar una casa y vamos a vivir todos juntos» y lo hicimos. Se van dando circunstancias que lo transformaron en una especie de comunidad. Vuelve el Uruguay a tener relevancia en esta historia, porque nosotros nos basamos en unas carpetas que habíamos conseguido de una comunidad que existía en Uruguay: la Comunidad del Sur, cosa que también tendrías que investigar. Era una comunidad anarquista y creo que de allí surgen los tupamaros. En esas carpetas había como fórmulas de cosas: ante tal situación, haga tal cosa… Esa carpeta era como la luz para nosotros.
LadoB… ¿Cuántos vivieron en esa casa?
Mono: Fue variando, por ahí eran quince, por ahí llegaban a ser veinte. Y tenía las alternativas de convivencia que se pueden tener en esas circunstancias, las peleas de limpieza, por situaciones sentimentales, etc… La subsistencia estaba basada en los trabajos de artesanía y en cualquier tipo de organización: decoración de boliches y todas cosas así.
En un momento dado, estaba la Cofradía en La Plata; hacíamos recitales y todas esas cosas… y caen, recién llegados de Europa con unos formidables equipos, los hermanos Beilinson. Arman un grupo y vienen como con la idea de evangelizar a La Plata. Y se produce un shock, porque en La Plata ya estaba existiendo una movida.
LadoB… Tu primer trabajo que tuviera que ver con lo musical, ¿cuál fue?
Mono: Seguramente habrán sido las ilustraciones para bailes de Colegio, que se remontan a la prehistoria.
Su primer laburo discográfico fue para el disco debut de La Cofradía de la Flor Solar, realmente un laburo entre amigos (¿podríamos decir concubinos?)
Mono: La Cofradía graba un disco y entre Kubero y yo hacemos las tapas, el interior y lo demás.
Después del primer disco de Pedro y Pablo, hay una historia donde Miguel viene y me dice que quiere que le haga una tapa. Hago una tapa terrible basada en el tema «Apremios ilegales». Miguel se lleva el original de la tapa, pero no se lo dejan hacer y queda el que tiene las caras de los integrantes.
Luego hubo varias situaciones musicales que no se concretaron del todo. En 1972 se disuelve la Cofradía, también por cuestiones de represión. Me quedo en Mar del Plata y me dedico a la artesanía hasta 1975, que me voy a Brasil.
En el 76 me radico un año allá y laburo en un estudio de diseño que se dedicaba a hacer cosas de rock y hago una tapa para Rita Lee, en la época de «Lanza perfume», afiches y toda la bola… Cuando vuelvo, pongo una empresa para hacer remeras estampadas y por allí comienzan las deformidades que dan lugar más tarde a Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. De todas formas, yo ya había hecho muchas gráficas de cosas antes de los Redondos.
LadoB… Por allí se vincula el nombre de Patricio a Rey a cierto recital en Salta, te acordás cómo fue eso?
Mono: Esos son mitos. Yo tenía un boliche de artesanías en La plata, en la calle 8. Le compré unas telas estampadas a un taller que tenía el hermano de Skay, Guillermo, en el cual trabajaba el Indio. Y sí, le compré muchas veces y tuve deudas con ellos, pero en ningún caso eso sirvió para el viaje a Salta o algo por el estilo. No sé de dónde sale eso…
Uff!! Ha llegado el momento de las preguntas obvias. A ritmo del buen vino y el acabose de las papas fritas, con su ritmo pausado y cuidadoso en la elección de las palabras, el Mono se fue soltando y, siempre en lo que tiene que ver con lo que él hace, no rehuyó ninguna pregunta que tuviera que ver con los Redondos, cosa que explícitamente nos pasó con Sergio Dawi (ver LadoB… Nº 14)
LadoB… La gráfica de Gulp! Uno la mira y parece ser la menos elaborada, vos pensás eso?
Mono: No, para nada. Cada trabajo ha tenido su elaboración. En esos momentos, yo trabajé como un diseñador, pensando absolutamente en el destinatario de la pieza de diseño. En ese caso, lo que había que privilegiar era el nombre del grupo que no lo conocía nadie, solamente los entenados que iban a los recitales. Había que poner el disco en las bateas y que lo que llegara fuera el nombre, fue una decisión a contramano de lo que a mí me gusta hacer, que son las imágenes. Entonces, para fondo decidí usar unos pasajes de rodillo con una pintura asfáltica, las letras las hice a mano alzada con un pequeño tubito de plasticola que rellené con pintura sintética. Le agregué una sombrita para que pareciera un relieve y eso fue impreso después en serigrafía. Pero no fue muy espontáneo, hice como cuarenta versiones de eso.
LadoB… Si te preguntan cuál es la tapa que más te ha gustado diseñar?
Mono: Te diría que siempre me lo preguntan (risas varias por la originalidad). Y siempre contesto lo mismo: Oktubre es la pieza diseño en la cual con lo menos se hizo lo más. Y de hecho, es la que más han adoptado las bandas, en las remeras, en los tatuajes… Como la impresión había que hacerla en serigrafía, había que usar pocos colores y la imagen tenía que ser muy sintética. Y la estética que daba para ello era la estética soviética, por el hecho de que encima el disco era un homenaje a las revoluciones. En tres colores, solucionamos la cuestión. Se eligió el nombre Oktubre por ser un mes revolucionario y a mí no me bastaba. Entonces, decidí dar vuelta la «k» para darle un tono más soviético aún.
LadoB… Una de las cosas que a mí más me sorprendió fue el diseño del Último bondi…
Mono: Es una antítesis. Es como una cosa que te recuerda un poco a los libros para niños donde con una serie de recortes se armaba una página. Tiene un poco de eso: lo artesanal del recorte. Por ahí solamente las ideas de plástica dan como para una imagen moderna de videogame. El hecho del desarme que tiene es también bastante artesanal.
LadoB… ¿Cómo evaluás el hecho de ser uno de los artistas más populares por estar en tantas remeras, por ejemplo?
Mono: No lo evalúo. Me parece que todo lo que esté pegado a la saga de los Redondos va a ser muy popular. Es muy difícil determinar cuánto hay de cada cosa; cómo despegar el hecho de las imágenes con respecto a los Redondos?
Esa pregunta me parece de lo más pertinente para cerrar esta segunda parte. Pero miren que, si bien se han acabado las papas fritas y ya no queda mucho vino, la cosa sigue y en forma por demás interesante: el Rocambole docente, cuál es su momento artístico actual y unas tres preguntas finales sobre los Redondos. Un poco más de suspenso… ¿le romperá las pelotas hablar de los Redondos?
Bien, ya es hora de ir dándole forma al final de esta nota, que nos ha llevado tres números de LadoB… No sé si desde un punto de vista periodístico puede resultar algo valioso, pero sí puedo asegurar que de las palabras del Mono uno aprende, y lo hace en forma por demás placentera…
Y habíamos quedado conversando acerca de su obra, que se ha extendido a los discos, las remeras, e incluso las paredes de las ciudades argentinas fundamentalmente. Pero él mismo se encarga de poner las cosas en el lugar que cree es el correcto.
Mono: ¿Qué hubiera pasado al respecto de las imágenes? ¿Alguien las hubiera adoptado en algún momento? No creo… o no lo sé. No sé qué pasaría su los Redondos hubiesen tenido otra imagen, cómo saberlo?
LadoB… ¿Cómo es el Rocambole docente?
Mono: Yo trato de ser lo más claro posible. Mi situación es la de llegar a clarificar, no a inmolar todo en una especie de discurso enigmático… más bien tiendo a la práctica. Siendo docente de dibujo no busco tanto el modo discursivo, sino el modo práctico de la cosa. Hoy mismo te decía que a mí me encantaba cuando me enseñaban a dibujar, desde lo más clásico y aburrido. Pienso que el dibujo es eso, más allá que con el dibujo se puedan lograr otro tipo de estéticas, para mí lo básico es la tradición con respecto a la enseñanza clásica del dibujo.
LadoB… Hoy por hoy parece que lo que más te mueve es la animación…
Mono: Por ahí no te diría que es lo que más me cuelga, pero es una cosa que tenía pendiente desde que era chico, fue una cosa que me gustó siempre. Por ahí por algún tipo de intuición, nos pusimos a trabajar justo a tiempo en algo que está ahora en la cresta de la ola. La animación siempre me gustó, pero han sido las últimas posibilidades a nivel digital lo que me ha permitido hacerlas, pero en otros tiempos para hacer una animación tenías que tener un Tío Rico. Eran cosas inalcanzables apara mí… y ahora con una computadora lo puedo hacer.
Me pasa bastante seguido que cuando aviso que voy a hacer las dos últimas preguntas, comienzan a aparecer en mi cabeza varias más. Por tanto, la del estribo termina convirtiéndose en todo un rato más… Y, temiéndome un “sí” rotundo como respuesta, trasladé mi incógnita acerca de si le jodía que le preguntaran por los Redondos.
Mono: En las notas siempre terminan preguntándote sobre los Redondos, aunque yo les advierto al comenzar que de los Redondos no les voy a decir nada: ninguna anécdota ni nada. Y que no me pregunten del Indio qué come ni qué hace y qué sé yo… Bueno, después de eso, empiezan a ver por donde pueden sacar algo de línea: “¿cómo hacen cuando tenés que hacer una tapa?, ¿te reunís, qué hacen…? Y así…
Pero siempre digo lo mismo también: siempre dibujé y hubiera dibujado en cualquier situación, porque es lo que a mí me mueve; y el hecho de que algunos amigos míos – que los conocí en cualquier circunstancia, como lo que te conté de la Negra Poli o de Skay – se hayan transformado en un fenómenos como son los Redondos ha posibilitado que yo, de una manera indirecta, pueda exponer mis cosas de una manera impensada. Y cualquier realizador gráfico lo que más quiere es que sus cosas se vean. Entonces, ¿lo programé yo? ¿habré hecho yo las cosas para que mi obra se difunda o mi obra se difundió por un pedo del destino? No sabemos, pero de todas maneras agradezco estas circunstancias.
LadoB… En los créditos de los discos siempre figura Rocambole. Te considerás parte, como un redondo más?
Mono: Yo no me considero nada… yo soy amigo de Skay, soy amigo de Poli; me convocaron como me convocaban antes de los Redondos para hacer otras cosas. No sé bien qué son los redondos. Quizás, si vos me hubieras preguntado a mí qué nombre le vamos a poner a este grupo, ni en pedo le hubiera Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota porque me parece un nombre horrible.
No sé, yo he intervenido en lo que he podido, que son las cosas que he hecho. Más allá de eso, la música de Skay me gusta mucho – no habría hecho lo que hice si no me hubiera gustado -, la poesía del Indio me pareció siempre sensacional, su voz metida dentro de eso me pareció siempre impecable… Pero no sé, a lo mejor como un redondo más hubiese dicho: no, los Redonditos de ricota no, así no!! (risas varias aquí)
Y así se cerró esta nota/conversación, charlando de esas cosas que no suele hablar en demasía, ya que – y todos los ricoteros lo saben – Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota es una banda que tiene voceros y líderes claros: el Indio, Skay y Poli. Pero más allá de ese detalle en la vida de Rocambole, Ricardo Cohen o el Mono simplemente, importaba su visión del arte y también de la vida; visión de un tipo que estuvo inserto en la movida cultural rocanrolera desde que esta misma comenzó en el Río de la Plata.