La bestia rock

A punto de presentar su disco solista en la Capital, Skay asegura que ya tiene otro álbum para grabar.

Autor: Diario La Nación, 28 de febrero de 2003. Por Sebastián Ramos

«Querés escuchar uno de los temas nuevos?», pregunta Skay, recién bañado, con la excitación de un ensayo intenso aun en su rostro. Este guitarrista único entre sus pares es la fiel prueba de aquello de que la música rejuvenece. Tanto es así, que parece un adolescente a punto de enseñar su primer demo casero.

Play. Una guitarra, un piano y una melodía refrescante invaden el confortable living de la casona de Palermo donde viven Skay y la Negra Poli. Entonces sí aparece en escena una voz áspera que canta en inglés balbuceado y la similitud con Keith Richards, el más Stone de los Stones, se hace aún más notoria.

La canción es tan bella como cualquiera de su debut solista, que presentará por primera vez en la Capital Federal, el 7 y 8 de marzo, en El Teatro. Quizá suene más luminosa, sin esos recovecos oscuros que por momentos sobrevuelan A través del mar de los Sargazos .

Stop. Skay sale disparado y vuelve un segundo más tarde con un cuaderno y una letra a mitad de camino. «Una estrella fugaz, una tarde de abril, en la lluvia», recita entusiasmado. Esta es una de las nuevas composiciones casi terminadas y una de las preferidas de Skay. Quizá por ser la más reciente o porque una de las imágenes posibles que surgen de la letra esté vinculada con la actual situación bélica mundial. «Escuchá éste otro», invita generoso.

Play. Suena un tema, dos, tres, cuatro… Hay punteos filosos, rocanrroles de guitarras estiradas y hasta sonidos celtas. Parece que Skay define su estilo en cada nueva canción. El track de la compactera marca el número doce y Skay acompaña cantando sobre la pista, casi poseído por su propia música.

Stop. «Siempre está componiendo -sugiere Poli-. Para cada disco de los Redondos se componían entre 50 y 100 temas. Por eso no me gusta enamorarme de las canciones, porque después se pierden o solo quedan pedacitos en medio de otras canciones.»

Rec. ¿Tenés material para otro disco? «Sí, y quiero grabarlo ya». A menos de seis meses de la edición de A través del mar de los Sargazos y con solo cuatro presentaciones en vivo con su nueva banda, el prolífico Skay no puede parar. «Siento que estoy en mi momento más creativo, en serio», confiesa y vuelve a reir. Porque si hay otra cosa que no puede parar de hacer es reír.

El emblemático guitarrista de Patricio Rey está a una semana de volver a subir a un escenario porteño. La última vez fue en River, en abril de 2000, y con «el pogo más grande del mundo» como escenografía extra.

Luego del autoimpuesto paréntesis ricotero, el guitarrista alistó a un puñado de músicos amigos, les pasó los temas de A través del mar… y después de un mes y medio de ensayo salió a escena. En noviembre último se presentó en Mar del Plata y en diciembre en Galvez, a 100 kilómetros de Rosario.

 «Los shows estuvieron geniales. Tocar con músicos como éstos es muy fácil. En los Redondos siempre sentía la obligación de llevar adelante lo musical, todo dependía de mí, yo era el sonido de la banda y eso era demasiada responsabilidad. La verdad es que no sabía cómo iba a ser esta experiencia, estaba un poco ansioso. Y, en cierto sentido, fue como volver a empezar.»

Vamos las bandas

Cuatro meses atrás, en esta misma casa, Skay fantaseaba con que el público entendiera el mensaje, que todo fuese más relajado que los megaencuentros ricoteros. «Y así fue. En los conciertos se arma una cosa rara porque la participación es diferente. Pero ellos saben cuándo agitar, cuando cantar y cuando mantenerse un poco más al margen. Entendieron muy bien la idea de los shows», cuenta.

-¿Cómo seleccionaste los temas de los Redondos que incluís en los recitales?

-Elegí los que tenían una estructura musical compuesta por mí. Porque si bien la mayoría de los temas de los Redondos salían de esa unión de cerebros con el Indio, hay canciones más mías y otras más de él. Tenía muchas ganas de hacer El infierno está encantador y por eso la incluí. Y también Criminal mambo, que es un tema fácil para hacer.

-¿Y el Indio? ¿Tuviste alguna noticia?

-No, todavía no hemos hablado. Me imagino que debe estar en el proceso de grabación de su disco.

-Con todo lo que estás componiendo y con las pilas que tenés en tu proyecto solista cada vez parece más lejano el regreso de los Redondos…

-Sí, no sé…, pero definitivamente vamos a volver en algún momento. Cuando Patricio Rey de la señal, allí estaremos. Como ya dije otras veces, esta es una etapa más en la historia de los Redondos, como cuando el Indio no quería cantar y yo armaba la banda y salíamos igual a tocar. Estoy muy contento con lo que me está pasando ahora. Pero no es que esté más cómodo ni menos cómodo que con los Redondos.

Cuando la charla deriva en el nuevo protagonismo que tomó a partir de su lanzamiento como solista, Skay insiste en que se deja llevar por la música, que «cuando lo que es externo a lo musical toma demasiada relevancia, trato de enfocar y se acabó. Porque lo único que me interesa es hacer música».

Stop. Skay se levanta del sillón y se dirige una vez más hacia la compactera.

Play. «Una estrella fugaz, una tarde de abril, en la lluvia», canta y sonríe.


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