Crónica del show de Patricio Rey en el Centro Municipal de Exposiciones.
Revista Pelo #430. Octubre de 1992

Redonda ceremonia tuvo lugar en Palermo el pasado fin de semana. Patricio Rey había lanzado el llamado y desde muy temprano por la tarde las calles que rodean al Centro Municipal de Exposiciones se vieron invadidas por las «huestes redondas». Algo que amenizara la espera (había una cola de más de tres cuadras) y el «Teque teque toca toca…» golpeaba incesante. Una vez adentro, «los trapos» se adueñaron de los laterales del Centro dando cuenta de la presencia de «todas las bandas, todas». «todo ya salió redondo», comenzaba Tom Lupo antes de empezar. «Ahora solo falta que toquen». Con mucho de hermandad, de cofradía, una tribu que se nutre de lealtades, una autentica «hinchada»; improvisó a capela una versión del Himno Nacional. Después, con algo de atraso justificado por la intención de comenzar el concierto solo cuando toda la gente (más de 12 mil fieles en cada noche) hubiera ingresado al predio, estalló el delirio con «Fuegos de Octubre», seguido por «Vamos las bandas» y «Un poco de amor francés»; para entonces, el lugar ya ardía. Con mucho donaire (que es casi como decir «agrandado», pero no tanto, el Indio se adueño del escenario, se bailó todo, cantó sin atarse demasiado a las melodías originales, agradecido que estuvieran «todos…» y, como siempre sobre el final, lanzó un paternal consejo, esta vez; «No se peleen entre ustedes, loco…»
La fiesta contó un una brillante labor de Skay, que en el solo del «Blues del noticiero» hizo llorar su SG. El bajo de Semilla y la bata de Walter Sidotti soportaron toda la furia de la banda, «les hicieron el aguante» a los delicados riff de Skay y a los inspirados solos de Sergio Dawi con su saxo. Superado algún que otro acople del principio, un muy buen sonido y una ajustada iluminación crearon los climas apropiados para cada tema. A ello se sumó la posibilidad de verlos, cosa inusual, gracias a dos pantallas gigantes que flanqueaban el escenario y al excelente trabajo de cámaras por parte de Enrique Muguetti.
Se sucedieron casi todos los temas del último álbum, «La mosca y la sopa», incluida una «fucking versión» de «Queso ruso», más los legendarios «Todo preso es político», «Un tal Brigitte Bardot», «Divina >TV Führer», «Ñam fi frufi Fali Fru», la nueva versión de «Barbazul versus el amor letal» (un tanto más rapida) y la sorpresa llegó con «La gran bestia pop»: las dos pantallas montadas a ambos lados del escenario habían brindado hasta el momento detalle que generalmente se pierden haciendo pogo o detrás de lo que hacen, con los primeros «bestiales acordes» comenzaron a desfilar de derecha a izquierda imágenes que, como los temas, sugerían sin decir. Sucesivos pasajes de lugares abiertos a espacios cerrados deleitaron a los allí presentes en un viaje que por momentos tocó lugares irreconocibles para la mayoría, aunque sin saber muy bien por qué. Desde desérticos paisajes a cerrados ambientes cargados de líneas habitados por un recurrente personaje de anteojos, otra vez paisajes abiertos, casi interestelares. Contrastes de color, naranjas y verdes para los primeros, negros y blancos para los ambientes y en una de las últimas imágenes (y no hubo naufragio alguno) una valija abierta, vacía. Las bandas, azoradas.
Como si ello fuera poco, presentaron un nuevo tema, «El arte del buen comer (Pituca)», y en un gesto de respeto hacia su legión de seguidores digno de esta «nobleza suburbana», la letra trepaba por las pantallas una y otra vez.
Después de tres amagues que incluyeron interpretación de los clásicos «Olé, olé, olé…» y la versión redonda de «Desde el alma», llegó el final con «Jijiji», aunque las huestes de Patricio Rey no querían que semejante flash se cortara; quizá por eso los colectivos partían a la madrugada, llenos de gargantas quebradas que, cantando a pesar del frío, estiraban un poco más esta extraña pasión.
Redondearte
Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
Conciertos: 2 y 3 de octubre de 1992.
Voz: Indio Solari
Guitarra: Skay Beilinson
Bajo: Semilla Bucciarelli
Bateria y percusión: Walter Sidotti
Saxo y teclados: Sergio Dawi
Cámaras: Enrique Muguetti
Luces; Horacio Piñeiro
Operadores de sonido: Enrique García y Alejandro Goñi
Escenografía: Rocambole y el grupo de artistas de la Esc. Nac. de bellas Artes de La Plata.
Organización: Poly
Producción: Patricio Rey



