Extraídos de libros, revistas, diarios, radios, etc.
Web de Mundo Redondo. 1984 – 1991

Abril de 1984
¿Qué opina el mismísimo Patricio Rey de todo esto?
Hace un montón de años pensaba que Patricio Rey era un personaje impresionante, alguien que podía brindar un techo conceptual y dar una prédica determinada a través de un canal como el rock. Con el tiempo, paulatinamente he llegado a pensar que es un pobre tipo que carga sobre sus espaldas todo aquello que nosotros no nos bancamos del rock.
Encontramos en Patricio a alguien que puede soportar del circo rockero todo lo que a nosotros no nos interesa, lo que consideramos como no gratificante. Tenemos a alguien a quien enviarle toda esa pelota, y que la cargue el, pobrecito, si quiere ser Patricio Rey.
¿Qué aspecto tiene?
Bueno, yo no lo he visto jamás. El manda mensajes (creo que a vos te escribió alguna vez) y aparentemente se maneja con testaferros que en algún momento juegan a ser Patricio Rey, y en otros momentos sabemos que no se trata de él.
A veces es un calvo con un gran cigarro, otras veces es un gordo tramposo y otras es un pobre nene necesitado de cariño.
A muchos músicos, últimamente, les ha asaltado un prurito especial cuando se trata de rock, y hasta niegan pertenecer a él si la palabra viene muy cuestionada. Los Redonditos no tienen empacho en hablar de rock ni les da vergüenza confesarse rockeros. ¿Por qué?
Me encantaría saltar por encima de los decorados del rock pero sucede que uno está nutrido de todas las informaciones que dio la cultura rock, entonces creer que el rock está terminado es descalificar el trabajo de todos los chicos que creen estar haciendo rock honestamente.
El rock es una música ciudadana, es música de inmigrantes en ciudades cosmopolitas (…) y si hay una característica de la cultura rock es que no cree en los mapas políticos, entronca casi todas las culturas, asimila todas las influencias y es universalista.
(Gloria Guerrero, para la Revista HUMOR)
AGOSTO DE 1985
¿Cuáles son las coordenadas de la cultura rock?
En primer lugar: el principio ordenador del placer, desconfiamos de lo que nos hace daño y creemos en lo que nos gratifica. En segundo lugar: la necesidad de la diversidad, sólo lo que no tiene identidad sobrevive. Aquellos que poseen identidad – idénticos, luego iguales – son predecibles, ergo manejables. Coherente con éste, un tercer punto: no es dogmática, muda constantemente. Tiene como premisa evitar las ideologías para superarlas si el modelo adoptado no funciona. En cuarto lugar: es sinónimo de búsqueda y cambio incesante, por eso rescata a los pensadores oscuros o malditos, todos aquellos que escapan a las clasificaciones de las culturas oficiales. En quinto lugar: es universal. Descree de las patrias, ya que no son los estadistas los que manejan el mundo sino las grandes corporaciones, o sea la mafia. En sexto lugar: no es definible. ¿Está claro?
(Marcelo Figueras, para el diario LA RAZÓN)
MAYO DE 1986
¿Qué le dirías a la gente?¿Cuál es el mensaje de los redonditos y de Patricio Rey?
Que por favor cuide su estado de ánimo, lo que es muy serio y divertido a la vez. Y que crean en el placer por encima de todo, lo que implica una condición esencial de la humanidad.
Alguien dijo una vez que el humor es la estética del desencanto, ¿cuánto de eso hay en Patricio Rey y cuanto de apología de lo grotesco?
Hay tanto humor en lo que hacemos que justifica el hecho de que Patricio Rey somos todos. Cuando nos gritan «sos Dios», hay una cierta complicidad implícita porque todos sabemos de qué roles se trata. El espectáculo no podría funcionar sin esa ironía básica (…)
Sos Dios, pero con un ojo guiñado. Es como una gran fiesta de disfraces donde sos el personaje que la gente lee en vos.
(Adriana Mércuri, para la Revista PELO)
JULIO DE 1987
¿Cómo se ven a sí mismos los Redonditos en 1987?
Me cuesta dividirme por etapas, más allá de lo operativo de la banda. Por ahí un año decidimos, como ahora, que tenemos ganas de hacer unos cambios de sonido, pero más que decisiones son cosas que van pasando.
Por ejemplo, teníamos un tecladista: Andrés Teocharidis, que se mató en un accidente en el verano, y aunque con Skay estábamos a miles de kilómetros de distancia y no nos vimos hasta después de las vacaciones, tomamos una decisión en conjunto, de que por ahora no queríamos tocar con otro tecladista.
La sensación que tengo durante todos estos años, es que estoy subido a algo de lo que no me puedo bajar. Sigo motivado por las mismas cosas. La música que tenemos ganas de hacer ahora es cruda, de guitarras, canciones… Creo que ésa es otra cosa que no ha variado en todos estos años: los Redondos siempre hacemos canciones.
En realidad, lo veo como un año estupendo aunque no hay nada que me lo indique, más allá de las ganas que tenemos y la resonancia que hace que podamos encarar lo que queremos sin ningún tipo de dudas. En este momento, la resonancia nos indica que podemos ser atrevidos con tranquilidad. Eso es una alegría, una fiesta.
¿Tiene que ver con el crédito que la gente les otorga?
Sí, incluso a nosotros nos descolocó la cantidad de gente que fue a Cemento, más que nada por el hecho de que hacía siete meses que no tocábamos, y al producirnos nosotros mismos no hay una promoción que mantenga al grupo sonando durante ese tiempo. Esperábamos más o menos mil personas y vino el doble.
Llega un momento en que lo que se hace significativo es lo que está fuera de contexto. Si vos te montás en el asunto de la FM, entrás en una linealidad de enunciado. Entonces lo que resalta es lo que está afuera. Pero no es fácil estar desaforado del contexto y arribar a una circunstancia. Pienso que algo que nos ha ayudado mucho es el apoyo de algunos periodistas, somos como los «mimados» de la prensa.
Muchas veces se me ocurrió comparar a los Redonditos con los Grateful Dead, un grupo yanqui que nunca entró en los carriles de la comercialización convencionales y que sigue añadiendo nuevas generaciones de fans.
Fijate lo que pasó en Cemento, todos los que estaban adelante eran pibes de no más de 15 años. Fueron casi los únicos que pudieron presenciar el show, porque para ver y escuchar algo tenías que meterte en esa especie de masilla loca que había adelante.
Lo que pasa es que hay grupos que, al no estar delimitados por las características generales, hacen cosas que son llamativas.
Yo quiero creer que la gente, fuera de que pueda involucrarse en una estética efímera o no, tiene una necesidad por lo diferente, por la variedad. Pero hoy en día es muy difícil meterte en una estructura donde lo tuyo, tenga la particularidad que tenga, pueda exceder, sobrenadar o desaforarse de la lectura general. Lo que no sé es si uno puede presentar un modelo, como por ejemplo decir que esta es una producción independiente, un grupo que se banca, porque no hay una circunstancia social que lo apañe, a no ser la testadurez de alguna gente como nosotros en los últimos años.
No sé cómo pueden plantearse unos pibes que recién empiezan si es que quieren tocar y que vaya gente a verlos, además de los amigos. En el caso nuestro, tuvimos la suerte de que cuando empezamos no había apremios porque no había premios. No estábamos apresurados por lograr algo que en ese entonces no existía. Y cuando nos quisimos acordar, ya teníamos público.
Es diferente cuando vos creés que el rock es éxito, que tenés que «pegarla» cuanto antes, porque entonces tenés que aceptar toda una cosa y seguir la experiencia de aquellos que hacen que los grupos «triunfen». Cuando nosotros empezamos eso se dio naturalmente, porque no había premios para nadie. Uno tocaba porque tenía ganas de tocar. Creo que si esa circunstancia se repite hoy, puede ser que vuelva a haber una música diversa y que se puedan encontrar elementos de placer en todo esto. Pero tiene que haber una cosa más general sucediendo, para que los premios que las productoras puedan dar a los pibes no sean más fuertes de lo que tengan como necesidad de hacer o sentir.
También está en la cabeza de cada uno. No podemos esperar a que acontezca esa circunstancia social de la que hablás.
Lo que pasa es que los pibes que llegaron al rock después de Malvinas no tiene elementos para darse cuenta de que el rock es algo más que los hits que pasan por la radio. Y encima, los mismos músicos que son los que tienen que dar testimonio, termina haciendo un borrón y cuenta nueva, preocupándose sólo por la producción o contando su mundo íntimo, desde su circunstancia de músico cortesano, de agente más o menos bien remunerado del orden sistémico. Y eso no es lo mismo que decía el rock cuando formaba parte de una circunstancia social global.
Para enterarse, los pibes precisan hacer una investigación que además no están impulsados a hacer, porque recién ahora las FM están pasando algunos temas viejos del rock. Si no, permanentemente estás escuchando el sonido que «hay que hacer«. Es lógico, no les conviene tener 200 grupos descontrolados haciendo su propia experiencia, como pasaba en la época de la gran diversidad del rock, por más que eso sea muy rico para la cultura. Prefieren tener dos o tres grupos que son los que tienen fichados y pueden pasar todo el tiempo. Lo otro es caótico, inmanejable, antieconómico y está transgrediendo. Pero ahora está volviendo un poco la variedad. Hay tal cantidad de grupos que las corporaciones sacan sus productos pero se ven un poco desbordadas. Hasta hace un par de años, el mercado estaba mucho más circunscrito que ahora, internacionalmente.
Entonces, volviendo al principio: fuera de los puntos de continuidad hubo cambios de sonido, de temas, de integrantes. ¿Cómo son los Redonditos del ’87?
Bueno, ahora tenemos una nueva formación, que tiene a Walter Capricornio en batería, Skay Capricornio en guitarra, el Indio Capricornio en voz (risas), Semilla en bajo y un nuevo saxofonista, Sergio Dawi. En cuanto a la música nueva, la idea es que sea más cruda.
Hacer canciones, como siempre, con variedad, un poco de rock de banda, algo de pop. Hay muchos temas nuevos. La gente pide los temas que ya conoce, pero nuestra ambición en este momento es que se aprendan lo antes posible los temas nuevos, que son los que tenemos ganas de hacer. En cuanto a las letras, no voy a decir nada porque la gente nos reta. Pero si que a medida que alguien trata de ver como una ficción urbana, actual y rockera, entran a tener significación. El que más podrá leer en ellas es quien está dedicado a hacer una lectura social, desde todo punto de vista; desde la calle hasta el diario, desde la teletipo hasta el baño de un café, desde un tipo que anda de navaja en la mano hasta uno que está pensando en alguna pulsión muy dionisíaca que hoy en día está dejando de lado. Si no has tenido una preocupación social durante 20 años, para poder hacer comparaciones, analogías, metáforas, para tomar riesgos, para presentar una visión que se puede cumplir en los próximos 6 meses, si no podés entrar en ese juego, tenés que hacer letras más simples, que tengan que ver con una cotidianeidad inmediata.
Pero a veces pasa lo mismo que con los discos de Marrone, los escuchás un par de veces y a la tercera es un chiste que ya te contaron. No tiene una lectura enigmática, donde podés entrar en ella por la simple resonancia que tiene el maridaje de dos palabras sonando fuerte musicalmente, pero que además suenan de esa manera porque desde alguna lectura tienen una significación. Por eso es que hay letras que se pueden leer durante muchos años. Por ejemplo, los Redonditos podemos hacer temas muy viejos; hay grupos que no pueden hacer canciones del año pasado, porque no han tenido esa visión. Las letras son visiones. Leés hoy a Morrison y tiene una actualidad increíble, porque tuvo una lectura donde captó un lugar, y la superficie amplitud en el código que utilizó. Poder utilizar por ejemplo palabras del futuro junto con palabras que inventás vos pero que suenan a futuro, una mezcla que proporciona una visión, que si tiene el suficiente sustento trasciende el marco de un mero surrealismo para transformarse en una especia de futurismo del presente. Por eso el lenguaje poético es el más rico, el más vivo, el más libre y el más transgresor, aunque se ha ido bastardeando tanto que a veces se olvida. Eso de ir entendiendo la visión a medida que descubrís que la cosa está pasando a través tuyo, donde no estás cronicando un evento sino que está pasando por vos algo que te excede y que es mucho más grande.
(Claudio Kleinman para la revista ROCK & POP)
DICIEMBRE DE 1987
¿Por qué surgió OKTUBRE como título para el segundo disco?
Hay que tener en cuenta algunas premisas antes de contestar directamente. Desde el punto de vista político-social, en este mismo momento hay lugares del planeta donde se están llevando a cabo distintas luchas que pueden ser por el poder o porque suceden humillaciones e injusticias. Y en esas agitaciones sociales difícilmente se pueda distinguir una ideología que unifique criterios en una etiqueta. Así, no se sabe si actualmente conviene ser un squatter en Holanda o si conviene andar reventando contras en Nicaragua.
Yo creo que, de alguna manera, lo que hemos hecho los rockers es decir cosas diferentes y mudar de dogmas constantemente. A partir de eso, no puede suceder que te encuadren como comunista porque hacés una tapa con banderas rojas. Mucha gente no se da cuenta del valor de una estética global en una muestra, porque están acostumbrados a pensar que la estética es una frivolidad, ¡y la estética es un símbolo de lo que vas a decir!
Oktubre tiene una tapa con colores primarios, rojos y negros de anarquía y sindicalismo. La letra del tema «Fuegos de Oktubre» dice «sin un estandarte de mi parte te prefiero igual», y los demás temas escapan de cualquier partidocracia. Una cosa es entender que hay muchas humillaciones sociales y sistémicas que están siempre luchadas desde el punto de vista político, pero eso no quiere decir que nuestra próxima estética vuelva a apuntar contra las muchedumbres y las banderas rojas.
Como rocker yo estoy a favor de todo lo que sea dinámico, no estático. Yo me imagino que los obreros no me entienden, pero necesito tener una solidaridad y estar alineado con la dinámica en vez de la estática impotente. ¡Sin un estandarte de mi parte, te prefiero reclamando ante las injusticias! Entonces, mandemos los colores negros, rojos y Octubre, mes de revoluciones.
Lo que también pasa es que hay cosas que no nos gusta decir en los reportajes porque creemos que la estética debe defenderse por sí sola. Mi mejor rol es el de ser un enigma, en lugar de estar permanentemente explicando las cosas. Aunque no lo quieras, las notas te achican a un rol pontificante. A mí me empieza a oler mal cuando veo mi trucha ilustrando revistas muy seguido. El rol que tengo en la banda es muy peligroso porque es el rol de la descapitalización del personaje. Por eso, el Pelado que sube al escenario (el otro Indio) se queja cuando ve mi foto muy seguido.
(Marcelo Fernández Bitar y Eduardo Berti para la revista CANTAROCK)
JUNIO DE 1988
¿Dónde están ubicados los Redondos?
Uno hace lo que puede. No hay ninguna guerra santa, no hay ningún estandarte que vaya más allá de lo que uno vive cotidianamente. Los redonditos están parados simplemente en el lugar que estuvieron siempre, diciendo lo que han dicho durante muchísimos años.
Desde siempre le rock se trató de un pibe que dice: «Mirá papi, no me gusta el mundo que ustedes me van a dejar». En el 50, cuando estalló el rock, todavía se creía en esta sociedad de autos brillantes con el tanque lleno de nafta, pero el rechazo de los pibes era moral. Era la rebelión inocente de descubrir que el puritanismo y la decencia que aparentaban sus padres no eran verdad. Y entonces la rebelión era echarse un polvo en el asiento de atrás del coche…, las primeras infracciones al sueño multimedia moderno.
Si los Redondos van a ser un grupo que sirva para mantener entretenida a la gente, ese rol a mí no me interesa, porque en mi caso es imposible aceptar el ideal de estrella que me quieren imponer. Hay una tarea en mí que no me permite quedarme tranquilo con eso, que me hace pedir más.
Pero el rock está aceptando ese rol en este mismo momento, dejando de lado las grandes banderas que flameaban al viento hace 10 minutos.
Yo creo que lo que pasa es otra cosa. Cuando uno empezó en todo esto, el rock era la respuesta a la música de las grandes orquestas, a los cumpleaños de quince y a los zapatos lustrados. Era la música de los blancos pobres y de los negros de los ghettos. Hoy, los chicos ven al rock como una posibilidad de salvarse rápido, de amasar una fortuna en dos años de rápido éxito.
Pero la realidad es diferente a esos sueños. Aún en los momentos en los que el mercado parecía dar rienda y crecer al galope, fueron contados los grupos que zafaron. Además, ¿cuánto tiempo puede una estrella disfrutar de las minas, la merca y el champagne? Uno o dos años, antes de que termine el sueño o te aburras de él.
A mí no me alcanzan esos premios. Yo quiero más para mi vida. No se trata de ver qué lugar ocupamos los Redonditos dentro de la industria del entretenimiento, sino cómo hacemos para decir lo que queremos decir y hacer lo que se nos da la gana en un medio que no es propicio.
(Pipo Lernoud, para la Revista ROCK & POP)
OCTUBRE DE 1988
En el público de los Redondos confluye mucha gente diferente pero todos conocen y cantan las letras que ustedes se niegan a comentar…
Nunca hablamos de las letras. Si lo hiciéramos nos estaríamos privando del juego fundamental de conmoción que buscan esas letras. La poesía de una canción de rock está hecha para que pase a través de uno, y no para que uno diga que quiso decir esto y no lo otro. No hay que privarse de la riqueza de la reinterpretación. a veces las interpretaciones más descabelladas son las más ricas.
La poesía de la que yo hablo pasa a través de uno y es como una visión que uno tiene y no sabe que tipo de significación puede tener hasta que es expuesta, resuena y la gente la sintoniza o al menos la grita y la canta. Quizás entre el pibe muy chico que está adelante y los viejos amigos que están en el fondo apoyados en el mostrador bebiendo puede haber preocupaciones diferentes, pero en ese momento están vinculados por una canción. Y si a esa letra le metemos mano para hacerla una autopista, pienso que pierde lo fundamental, que es el enigma que genera.
Puede ser que algunos no sepan de que hablo, pero a lo mejor un día lo entienden, o al menos eso les resuena y no les interesa la interpretación.
Con «Música para pastillas» algo debe estar pasando porque la cantan todos y algo se enciende, se produce un estado de conmoción, que es uno de los objetivos más ricos que hay.
(Ricardo Ragendorfer, Jorge Warley y Rolando Graña, para la revista EL PORTEÑO)
NOVIEMBRE DE 1988
Alguna gente se sorprende con el cambio de formación porque Fargo y Piojo duraron tres discos, cuando ustedes antes cambiaban de formación casi anualmente…
El ejemplo que siempre damos es que esto es un sulky. El sulky viene con tres personas: Skay, Poli y yo, y no va hacia ningún lado en especial. Vamos yendo para donde sople el viento y cuando hacés subir a otra gente al sulky, seguís sin ninguna dirección.
Si alguien piensa que es mejor ir al sur que al norte, bueno, los más viejos tendrán que pensarlo con más tiempo hasta convencerse. Pero a veces hay gente ansiosa que espera un sulky o una motoneta o lo que venga y quiere sacarte el látigo para ir a otro lugar.
Con Tito hemos hecho un par de temas en conjunto pero eso no significa que en el siguiente LP la mitad de los temas sean suyos. Ahora Piojo y Fargo están tocando con Claudia Puyó y Tito mete sus temas ahí.
Alguna gente se sorprendió con el cambio, pero a lo largo de los años ya no es algo tan novedoso para nosotros. Lo que sí resultó novedoso es que una banda se haya quedado tres años respondiendo a una producción independiente, que no es nada fácil. Mañana nos vienen dos cheques sin fondos y hay que volver a empezar de cero. Por eso decimos que los Redonditos de ricota pertenecen a la gente que no está sobre el escenario.
(Marcelo Fernández Bitar para la revista CANTAROCK)
JUNIO DE 1989
¿Están un poco solos en el circuito, no?
En este momento sí, porque esta es una banda que funciona y que tiene seguidores, pero el circuito no se arma con el funcionamiento de una sola banda. Tendría que haber por lo menos 4 ó 5 bandas que muevan la misma cantidad de gente que nosotros, para que a lo largo de un mes, cada banda dé un show en cada lugar. Porque los boliches cierran, ya que si una noche les va bien con nosotros, el resto de la dinámica del circuito no es buena.
Y nosotros no podemos tocar más de una vez por mes en el mismo lugar. Nuestros plomos nos cargan y dicen que la gira de los Redonditos es Cemento, Airport, Estadio Chico de Quilmes, Skylab y La Plata. Pero es así, porque los demás lugares son mucho más chicos y no podés convocar a las barras que te siguen si sabés que entrarán menos de la mitad y que al final de la noche, de una manera u otra, todos van a lograr entrar porque el plan que han hecho es ver a los Redonditos. Tené en cuenta que el grueso del público hizo un viaje bastante largo para vernos y si no hay lugar se arman gomas a la entrada.
Pero muchos protestan porque no los pueden ir a ver, y se preguntan por qué no hacen Obras.
Mirá, Obras ha pasado a ser casi un disgusto, porque no hay muchas razones para no… (pausa). Hay razones de índole operativas, eso sí, porque es un lugar cerrado donde ellos manejan todo, y ése no es nuestro hábito, porque tenemos nuestro equipo de trabajo que de alguna manera garantiza que la noche suceda como a uno le gusta.
Y como Obras es el lugar institucionalizado del rock, los tipos tienen su funcionamiento que se da de patadas con el de uno. Ellos son los dueños y vos sos el número que esa noche va a hacer gracia. La seguridad la manejan ellos, por ejemplo, y la guita la pasás a buscar al otro día y no tenés a tu gente supervisando todo. Y una producción independiente como la nuestra depende exclusivamente de que nadie se coma la guita de la banda, porque seguir tocando y grabando discos depende del hecho de que no haya un tipo que esté derivando ese dinero para su interés personal.
En mi caso el tema Obras me rompe las pelotas, porque incluso parece que uno tiene que aceptar que ése es el único lugar para ir a tocar. Otra cosa es que Obras nunca da dinero, sino que a los grupos les sirve como factor de promoción, y los Redonditos no necesitan esa promoción. Al contrario, Obras nos restaría la posibilidad de hacer un disco como este, o hacer un video u otro tipo de presentación del LP, donde quedaría margen para que trabajen Rocambole y Abel Fachello en la puesta. Creo que tenemos que aceptar la tribulación de ser una banda atípica, con todas las consecuencias que eso implica, porque el resto del circuito funciona de otra manera, donde los servicios que componen los costos son los que dominan. En nuestro caso contamos con el apoyo de un público y podemos decir «va Fangulo» si alguien quiere manejar nuestra noche y querer contratarnos, cuando en realidad somos nosotros quienes contratamos sus servicios.
Todavía no se han abierto a tocar mucho por el interior.
Sí, hemos tocado pero no al estilo de las grandes giras. Ya tocamos en Córdoba y en Mar del Plata, por ejemplo, pero eso también depende del hecho de que una producción independiente se mueve de a poco. Una cosa que caracteriza a los Redonditos, y por eso aún mantenemos nuestras propias decisiones, es que no tenemos vértigo. Así como estuvimos diez años para grabar nuestro primer disco, no vamos a derrumbar un plan por querer salir y tocar a toda costa.
Tocar en el interior tiene un montón de inconvenientes que se solucionan un poco cuando no te querés imponer sino que te llaman para que vayas a tocar allá. Ahora es el momento en que el interés hace factible salir a tocar al interior o incluso al Uruguay, porque el gasto es enorme. Todo esto de la producción independiente es estar jugando al filo de la navaja. Si nos contratan dos tipos que nos cagan, estamos perdidos.. Acá ya conocemos el panorama, pero no sabemos quién es exactamente el tipo que nos llama por teléfono y dice que está todo bien para ir a tocar a su ciudad. Y no sólo hablo de lo económico sino también del trato, porque estamos acostumbrados a trabajar bien y que no falle nada, ni el afichaje ni el control en la puerta ni nada.
¿Cómo ven que cambió o creció el grupo de un año y medio a estos días?
Tenemos pocas maneras de darnos cuenta de progresiones que nos señalan desde afuera. Es como encontrarte con alguien después de mucho tiempo, y te nota más gordo o más flaco, mientras que vos te mirás todos los días al espejo y no notás los cambios. Quizá notaría algún cambio si pudiese recordar cómo era todo hace un año y medio, pero es difícil.
Si un tipo no nos veía hace seis meses y de golpe se encuentra con una marea de gente a la entrada, sí nota el cambio, pero nosotros no tanto.
Yo me doy cuenta por lo que se llamaría «la popularidad callejera», un cariño que me sigue sorprendiendo porque siempre pensé que se debía pura y exclusivamente a la televisión y nosotros prácticamente no hemos expuesto nuestra imagen. Salgo a la calle y me paran mucho, y me doy cuenta por ese tipo de detalles, porque desde el escenario siempre se ven lugares llenos, sean de 300, 600 o 3000 personas. Sé que Skylab o Airport no son lo mismo que La Esquina del Sol, pero ahí ya estamos hablando de abstracciones.
Eso sí, los chicos que te pueden parar ahora tienen una actitud más inocente de la de fans de un par de años atrás, que eran de unos 25 años y ahora son de 15. Antes se podía decir que nos seguía gente del ambiente del rock, los artistas plásticos y los marginales, pero ahora la magnitud del asunto es tan grande que lo único que puedo decir es que los Redondos son una banda muy querida y punto.
Otro cambio con respecto a años anteriores es que figuraron en todas las encuestas que las revistas y diarios hacen a fin de año.
Fijate que el último año nos pasaron mucho por las radios, pero no por pagar las pasadas ni por estar pautados en la lista de temas, sino por el cope de algunos musicalizadores o porque la gente llama y pide que pasen algo de los Redondos. Seamos sinceros: no sabemos cómo es que pasa todo esto, pero creo que depende de las demás cosas que les dieron a los chicos para disfrutar en su viaje musical. Puede ser una elección que se produce casi naturalmente ante la escasez de cosas que ofrecen la misma solidez y feeling que estos vejetes. Y no se me ocurren más explicaciones, porque no tenemos una promoción demoledora, y sin embargo GULP se sigue vendiendo muchísimo, lo que es menos explicable aún, o no. Lo que está en claro es la maravilla de lo que está pasando.
Nosotros hemos tenido que aprender mucho sobre la marcha, en el estudio, cómo es el asunto de grabar. Y eso es parte de esta aventura de estar en el rocanroll: buscarle la vuelta a las máquinas. Por eso no nos interesa tener un productor, porque te perderías la emoción de aprender, y el gusto de jugar con los aparatos. Y como nos producimos independientemente, cada hora demás que usamos en el estudio, cada capricho técnico, lo pagamos nosotros. Somos plenamente responsables por todo lo que sucede alrededor de nuestra música. Nos producimos nosotros, alquilamos las salas para nuestros recitales, inventamos el arte de nuestras tapas… Cuando vos escuchás a los Redonditos, todo lo que está ahí es un auténtico producto redondo. No hay nada que se ponga en el medio, entre nosotros y el público.
(Marcelo Fernández Bitar y Claudio Kleinman, para la revista ROCK & POP)
DICIEMBRE DE 1989
¿Cuál es la diferencia entre el rock y el pop?
En general, el pop es un plan de la industria, del negocio, mientras que las bandas de rock molestan en las compañías y no son queridas porque no son un plan ordenado por ellas.
El rock es un plan barrial, un plan de amigos que de pronto prospera. Una banda pop, en cambio, se forma desde otro lugar: hay un equipo que trabaja en la gráfica, vestuaristas, y se contrata a cinco pibes rubios que a veces ni se conocen. Una banda pop se integra desde una usina que a veces tiene otros intereses, como la del negocio del espectáculo, que es eminentemente pasatista.
La música pop es siempre cortesana y son tipos que quieren transformarse en artistas bancados por el sistema en el que están inmersos. El rock en cambio, quiere señalar las cosas con las que no está de acuerdo, y por lo tanto no puede pretender que el sistema lo apoye. El mensaje del pop es uniforme, es vencer, y proviene de determinados equipos que elaboran una fórmula que repiten si funciona. Los grupos de rock proponen una estética bien diferenciada, y si eso se ha ido perdiendo últimamente es por la influencia del pop en el rock.
El rock siempre ha hablado de sexo, drogas y rockanroll. El pop no. Las letras del pop buscan palabras que suenen para después hacer un surrealismo sin capacidad de conmoción. «Rigor», «temblor»… ¡no dicen absolutamente nada!
En el rock, con mayor o menor torpeza y resonancia, las palabras siempre han dicho algo, acá y en todo el mundo.
(Juan Pablo Neyret, para el diario LA CAPITAL de Mar del Plata)
DICIEMBRE DE 1989
¿Qué se siente al tocar siempre ante tanta gente y en escenarios tan grandes?
No sé que les pasa a los demás, pero un escenario no tiene una dimensión precisa. Va más allá del metro patrón. Un escenario es ese ámbito donde uno se sube a tocar, y si subió es un caballo que a uno le sirvió. No hay diferencias entre escenarios chicos y grandes.
Hay gente que se engancha con palabras que tiene como una simbología pegada, por ejemplo Obras con traición…
Miren, yo no sé lo que le pasa a cada uno, yo sé que estoy torpe pero no tan estúpido como para no darme cuenta cuando engañé a alguien, y todavía no me pasa. Creo no estar tan gagá como para no darme cuenta que he engañado a alguien.
De cualquier manera, cuando alguien cree que uno está proponiendo una falsificación, está pensando en los Redondos mucho más allá de lo que podemos hacer, porque en última instancia creo que lo único verdaderamente subversivo que puede haber hoy en día son las verdaderas falsificaciones. Pero hay que tener huevos para falsificar en serio. Entonces lo que dice Juan de Pedro, dice más de Juan que de Pedro. Y no hablo más porque no quiero ser alcahuete.
(Alfredo Rosso, Rafael Hernández y Martín «Gavilán» Pérez,
reportaje radial en el programa «PISO 93» de la Rock&Pop )
DICIEMBRE DE 1991
¿Por qué el 28 de Diciembre es una fecha tan especial para los Redondos?
Skay: Porque seguramente todo empezó un 28 de Diciembre, un día de los inocentes… Ese día seguramente nos habremos conocido, ese día fuimos a tocar y no se dio, ese día fue la mejor fiesta y ese día va a ser el mejor…
Como la leyenda que dice que se anunciaron un 28 y no tocaron…
Poly: Lo que pasó aquella vez fue que la gente de La Plata no pudo viajar, pasó algo en el camino y no llegaron…
Skay: El rumor que tocábamos ese 28 ya venía circulando desde hacía bastante tiempo, y cuando se supo que había gente que no iba a poder llegar se decidió postergarlo.
Finalmente quedó un cartel en la puerta del teatro Bambalinas 1ue decía «Feliz Día de los Inocentes»
Poly: Pero no fue una broma de Patricio Rey, como mucha gente dice, sino que en realidad fue una broma que le hicieron a Patricio Rey.
(Respuestas a preguntas de Oyentes del programa radial «PISO 93»)