Todo lo sucedido durante el ’85, desde la consagración de Miguel Mateos y Zas hasta el potente surgimiento de Soda Stereo y la constante actividad desarrollada por una importante cantidad de grupos nuevos, señala un presente lleno de alternativas, y presagia un futuro que puede ser muy bueno si las opciones se mantienen y no se cae en la uniformidad.
Autor: Revista Pelo, nro 254. Noviembre de 1985. Por Federico Oldenburg

Lo ocurrido durante 1985 puede ser el comienzo de una nueva etapa para el rock local. Porque fue el año en que se concretó definitivamente el ascenso de grupos que desde hace años pujaban por salir a la superficie y, paralelamente y por la misma razón, se inició un saludable recambio de los músicos que lideran el movimiento.
Algunas características que se venían observando en los años anteriores parecieron confirmarse. La disociación entre dos mercados -el discográfico y el de shows u otro tipo de actuaciones en vivo-, es una de ellas. Mientras el negocio de la venta de discos y casettes sigue en declive, los grupos que durante el año decidieron lanzarse a hacer recitales en teatros o estadios tuvieron en prácticamente todos los casos muy buena respuesta.
Los discos
Con los discos se dio un hecho muy curioso: muchos fueron los grupos que fueron invitados a grabar, pero muy pocos lo que pudieron hacerlo y muchos menos lo que lograron ser editados. Sin embargo, pasada la segunda mitad del año ganaron la calle los nuevos trabajos de grupos como Miguel mateos / Zaz, Soda Stereo, Los Abuelos de la Nada, Fito Páez, Andrés Calamaro, Viuda e Hija de Roque Enroll, Los Violadores y algunos otros. Los que pudieron debutar en vinilo no fueron muchos, pero entre los que lo lograron se destacaron Metrópoli y Sumo.
Los recitales
En materia de recitales, lo mencionable es mucho más extenso. La presentación que de «Piano bar» hizo Charly García fue el punto más alto en cuanto a concepto de espectáculo integral, mientras que Miguel Mateos con Zas logró acaparar la mayor cantidad de público con cuatro funciones en el estadio Luna Park. Spinetta Jade y Lerner -también con buena concurrencia-, fueron las otras dos propuestas que se ofrecieron en ese espacio. En Obras también hubo recitales multitudinarios, con las actuaciones de David Lebon y Baglietto/Paez, mientras que en los teatros capitalinos mostraron lo suyo Soda Stereo, Virus, Sumo, La Torre, Los Abuelos de la Nada y algunos otros.
Las nuevas propuestas
Si a estas actividades se suma el constante movimiento que durante todo el año se vio en los pubs -con el trabajo de innumerables grupos nuevos, algunos tan interesantes como Clap, Alphonso S’Entrega, Metrópoli, La Sobrecarga, Los Cadillacs, Lola, Los Argentinos y Fricción!- la conclusión es una realidad: el rock, como canal que aglutina una amplia gama de propuestas, está en la calle.
La opción independiente
También es especialmente destacable el esfuerzo de los que han elegido trabajar en forma independiente para mostrar lo suyo, abriendo una nueva posibilidad para hacer frente a viejos problemas que siempre aquejaron al rock, y mayoritariamente a los grupos nuevos. En ese sentido, la edición de «Gulp!», primer álbum del grupo más fuerte del underground local, Los Redonditos de Ricota, es importantísimo. En segundo plano, el grupo Jenjibre y su debut «Contra el pavimento», también sirve de ejemplo para mostrar que se pueden hacer las cosas sin entrar en un circuito un tanto gastado.
Del ’85 rescatan artistas que mantienen su vigencia (Charly García), otros que luego de un tiempo han logrado imponerse (Miguel Mateos / Zas y Virus) y los que representan una renovación (Soda Stereo). Pero también se debe tener especialmente en cuenta la base, todos esos grupos que tocan cada fin de semana para darse a conocer, que son finalmente los que oxigenan el ambiente y permiten pensar que el futuro puede ser mejor, que el rock como vía de expresión no se agota en las propuestas que ya están establecidas.


Una respuesta a “Balance del rock argentino ’85. El futuro puede ser mejor”