LETRA
El Morta, huesito y Mr. Ed
van a saltar otra vez sin red.
Se enrollan, se baten, se agitan y mojan
en LAVI – RAP.
LAVI – RAP.
Al comprar el «pajarito»,
debieron preguntar, tal vez,
cuánto costaba la linda jaula
del LAVI – RAP.
LAVI – RAP.
LAVI – RAP.
LAVI – RAP.
Onambólicos asteroides
tragan y esperan para enjuagar
al todopedoroso dios
del LAVI – RAP.
LAVI – RAP.
Sólo saben llorar por minas y por guita
(no hay más bohemia, todo es chusmear),
y tener todo clariiito
en LAVI – RAP.
LAVI – RAP.
LAVI – RAP.
LAVI – RAP.
Si el «pajarito» da una buena
van del Tortoni al Castelar
y suman un buen baño turco
al LAVI – RAP.
LAVI – RAP.
El último show no murió casi nadie
se fue vacío el furgón de los fiambres
cubrieron la mierda de azúcar negra
en el LAVI – RAP.
LAVI – RAP.
LAVI – RAP.
LAVI – RAP.
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Lavi-rap.
Yo era de ir a los baños turcos. Hace siglos que no voy, pero me gustaban mucho. Los de La Plata eran tan berretas que el techo de las cámaras era de chapa. La chapa condensaba el calor y por eso te caía encima una lluvia constante, de gotas que estaban hirviendo, como lava. A esos iba con el Mufercho. Teníamos una especie de rito, poníamos alcohol en una toalla y nos la encajábamos en la cara: así las gotas ya no jodían tanto. Había una pileta que tenía en un costado la imagen de una sirena. Pero se ve que no la había hecho un artista sino un maestro mayor de obras, porque la sirena se parecía a mi tío José.
Después me hice adicto a un hotel tradicional de Capital, el Castelar. Tenía duchas escocesas, sauna… Los boxes donde te sentabas a descansar eran de madera. Y además, ahí hacían gintonics y unos sándwiches de jamón crudo que estaban muy buenos. Yo iba a media mañana, me metía en las cámaras y después me tiraba en esos camastros de madera. Para mí era un refugio. Nadie entendía bien qué hacía yo ahí.
Un día asusté a todo el mundo sin darme cuenta. Me había hecho un tajito al afeitarme la papa y después me fui a una de las cámaras. En un momento veo que todos me están mirando y decido esconderme detrás de un diario. (En la cámara de entrada había diarios medio húmedos, que todavía se podían hojear.) Me pongo a leer y al instante cae una gota sobre el papel. POC… Al segundo, otra: POC… Miro el diario y veo que las gotas son rojas. Salgo en busca de un espejo y descubro que tenía toda la cara ensangrentada. Parecía Carrie. En realidad fue un corte de mierda, pero con el sudor la sangre se me esparció por toda la cara. ¡Estaba impresionante!
He visto cada cosa en ese lugar… Un día me estaba sacando los lompas y cayó un gordo con traje. Se quitó el saco, lo colgó de una percha, lo metió dentro del locker y puso ahí adentro todas las pistolas que llevaba encima. Tenía un par de compinches que hicieron lo mismo. Mandaron el resto de la ropa a la lavandería del hotel y se fueron a las cámaras a hacerse masajes. Por supuesto, los que te masajeaban no eran hindúes: eran unos pelados musculosos en camiseta que te trituraban los pies. Vos escuchabas a los gordos haciendo: ¡Aaaaargh…! Nunca en mi vida me animé a hacerme un masaje ahí. Pero me inspiró la expresión “onambólicos asteroides”, un juego de palabras con Onán —aquel a quien la Biblia le atribuye la masturbación compulsiva— anabólicos y esteroides.
El Morta, Huesito y Mister Ed —los protagonistas de Lavi-rap— eran esos tres pistoleros. Dejaban su armamento, mandaban la ropa a limpiar y yo me preocupaba: me desvestía, hacía lo que tenía que hacer y me iba enseguida.
Pensé que si ponía Lavi-rap la escena iba a ser más comprensible que si hablaba de los baños turcos. No le puse “laverrap” de una para no comerme un juicio.
Ahí decís también: Sólo saben llorar por minas y por guita / (no más bohemia, todo es chusmear). Lo cual, más que al baño turco, remite a lo que ya estabas padeciendo respecto de la escena del rock.
Cuando te quedás en esos temas es porque ya no hay más jugo. Hay que aceptarlo: aunque hay cosas de la cultura rock que no han sido superadas, no hemos podido mantenerla viva. Cuando el finadito Lennon dijo: El sueño terminó, ya llevaba algún tiempo terminado. No quiere decir que no puedan darse otros sueñitos, como digo en la canción. Pero ese sueño heroico, profundamente honesto, se había acabado. Lo único que quedaba era gente que hacía negocios a partir de esa cultura.
Muchos se hicieron los new age… Picardía no les faltó. A veces te cagás de risa y otras te da bronca, porque se tomaron a la chacota cosas serias, experiencias que hizo gente curiosa que a tantos les costaron la vida o la sanidad mental. Fue una aventura que no te permitía nutrirte de experiencias previas. Tenías que arreglártelas con lo que conseguías. Había pibes de familias aposentadas que iban a la universidad en los Estados Unidos y volvían con información que acá no existía.
Era un combo impensado de música, filosofías orientales, políticas de izquierda, literatura de ciencia ficción y experimentación visual.
Una gloria que nos excedía, pero de la que participábamos de todos modos.
Al final aparecen unos versos que funcionan como una nueva cuña, otra irrupción de tu realidad: El último show no murió casi nadie / se fue vacío el furgón de los fiambres / cubrieron la mierda de azúcar negra / en el Lavi-rap.
Termina de una forma brutal. Ahí estoy hablando de nuestro público y de las cosas que, por más que uno se esmere, no pueden ser controladas; eso que nadie puede prever. Pensalo: cuando estás delante de ciento setenta mil personas, en ese mar de gente no puede sino haber de todo por simple ley de proporciones. Desde una piba que milita en La Cámpora a alguien que admira a Charles Manson. Y uno apela al magnetismo físico para entretener constantemente a ese gentío, sin que decaiga nunca… Por eso, lo primero que sentís cuando termina un show —si no pasó nada, por supuesto— es alivio.
Indio Solari en conversaciones con Marcelo Figueras. Este texto forma parte del capítulo 16 del libro autobiográfico Recuerdos que mienten un poco (Bs. As, 1era. edición, Editorial Sudamericana, 2019).
En el último disco se dice “Ya no hay más bohemia”…
Indio: Vos que has vivido (y con esto no quro decir nada sobre nuestra edad) la bohemia en uno o en otro momento, sabes que ha variado mucho. A mí realmente no me agrada mucho salir de noche, porque la bohemia se ha transformado en un chusmerío. Porque a todos nuestros coetáneos ya les fue bien o mal, y de acuerdo a eso eligen lanoche para treparse a un taxi embriagados, subirse a la mesa, cantar, abrazarse, esas cosas que pasaban antes. Realmente ir a perderme toda una noche en eso.. prefiero estar en mi casa. Esto tampoco es una opinión para enjuciar a los demás: cada uno hace de su culo un tranvía.
«Los corderos no son tan inocentes», Revista Humor, abril de 1994
Este disco es la primera aparición fuerte de ustedes después de un episodio marcante en su carrera como fue lo de Walter Bulacio. ¿Cómo los modificó todo eso?
Indio: Más allá del sentimiento que uno pueda haber tenido, a nosotros sinceramente no nos descubrió nada nuevo ese hecho. Por ser de la generación que somos, si a vos te han matado amigos o te han torturado, difícilmente un hecho de ese tipo descubra algo nuevo. Lo que tiene de nuevo es que uno está involucrado por algún motivo y tiene una postura pública, una actitud, y trata de ser sincero y coherente con lo que uno piensa. Hay una parte de “Lavi Rap” que dice “el último show no murió casi nadie/ se fue vacío el furgón de los fiambres/ cubrieron la mierda de azúcar negra/ en el Lavi Rap”. Si vos tenés mala saña, podés interpretar como que uno está mofándose; lo que uno está diciendo es precisamente todo lo contrario. Lo mismo que dijimos en ese momento: eso está pasando todo el tiempo. Cuando se cubre la mierda de azúcar negra es que vos hacés una selección, de en algún caso señalarlo y en otro no, por distintos intereses.
“El rock seguirá rompiendo las pelotas”, Revista Vos, noviembre de 1993
Una curiosidad: en el tema «Lavi Rap», una voz lúgubre acompaña al Indio al pronunciar la última palabra de cada frase. Con auriculares o unos buenos parlantes se van a dar cuenta.
En los créditos del disco se aclara que «Barry Brodsky susurró en Lavi – Rap”. Probablemente se trate de una broma o de un juego de palabras: «Barry» por «Barry White», ese cantante de soul estadounidense con una voz tan profunda, y «Brodsky» es un apellido judío bastante común. Como Skay profesa esa religión, probablemente haya sido él quien aportó esas voces para acompañar y matizar el tema.
La Revista Rolling Stone Argentina rankeó esta canción en el número 91 de 111, y la describieron de este modo:
«Walter Bulacio había muerto el 26 de abril de 1991, después de que la policía lo detuviera en las inmediaciones de Obras antes de una de las presentaciones de La Mosca y la Sopa, y en su primer álbum desde entonces el Indio rapeaba: ‘El último show no murió casi nadie / Se fue vacío el furgón de los fiambres / Cubrieron la mierda de azúcar negra / En el lavi-rap’. ‘Si vos tenés mala saña, podes interpretar como que uno está mofándose; lo que uno está diciendo es precisamente lo contrario’, declaró en una entrevista de entonces, poniendo en evidencia cierto morbo en la ambigüedad de una letra que podía invitar a resbalar en la interpretación, como una trampa».
Fuente: Redondos Subtitulados, mayo de 2014
El análisis del blog ESA VIEJA CULTURA FRITA
FICHA TÉCNICA
Disco: Lobo suelto, cordero atado (Vol. 2)
Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota
Duración: 04:13
Durante los meses de Marzo a Julio, en las míticas instalaciones de «Del Cielito Records», se sucedieron infinidad de lances sónicos que fueron culminando con variada suerte…
Una vez más, hipotecando sus almas, un destacado grupo de catchers vistió los tradicionales coloresde Lupus y del Rulo.
Las respectivas divisas fueron defendidas, alternadamente, por los siguientes accidentes biológicos:
Banderillas:
– Sergio Poli= violín – bluezcarda en «Espejismo» y «Un ángel para tu soledad».
– Guillermo «dedo brujo» Piccolini= teclados en «Caña seca y un membrillo» y «Sorpresa de Shangai».
En puros pases de trinchera:
– El trompita Bucciarelli
– Walter «Arcano» Sidotti
– Herodes Dawi
– Herr Professor Beilinson
– Lo Indio Moulinex
– El trompita Bucciarelli
Los lances originales son otro producto descarnado del Indio «Moulinex y Herr Professor».
Surfing channel a cargo del grumete midi Hernán Aramberri.
El control etéreo fue ejercido por el mariscal Breuer y su «stuntmaster» personal Barry Brodsky susurró en «Lavi – Rap».
En el picadero: Las gemelas Poly & Heidi soldaron corazones con sus caricias y el maestro Rocambole y Semiya consiguieron con sus visiones que los paquetes quedaran muy lindos, aunque laserizados por Meroyuela.
Desde el burladero (aquel inolviable aporte): Vlad Gauvry – Adrián Rivarola – Guido «oruga manisera» Nisenson – Diana Maravilla – Murray Broadway – Marta – Claudio Kleiman – Negro Vargas – Piojo Ávalos – Cacho Soldado y El Niño Herrera.
Axioma principal de esta porfía: «Cuando el carro anda, los melones se acomodan».
Producido por Patricio Rey