Durante uno de los recitales de Los Redondos en el Stud Free, en el año 1985, el grito de una de las personas del público pasó a la historia. En este artículo intentamos aclarar el misterio: ¿quién era Julio y por qué se lo acusaba de careta?
Autor: Redondos Subtitulados, 6 de abril de 2022

Una utopía es un proyecto optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación. Hace unos años iniciamos una investigación utópica, condenada al fracaso: nos propusimos develar los misterios ocultos detrás del grito «¡Julio careta!», que pasó a la posteridad a través de las grabaciones piratas obtenidas del show de Patricio Rey en Stud Free Pub, el 13 de julio de 1985. Sabemos que la tarea es imposible, porque ya transcurrieron más de tres décadas, pero tratándose de una de las historias marginales de Patricio Rey valía la pena el intento.
Pero comencemos -como corresponde- por el principio. Durante el recital que Los Redondos brindaron en «Stud Free Pub» ese 13 de julio de 1985 se escucha claramente a una persona (aparentemente del público) gritarle algunos reproches a un tal «Julio».
Stud Free era un pub «finoli», según las palabras de Solari en su autobiografía, ubicado en Av del Libertador al 5600 de Capital. Esa noche se juntaron 150, 200 personas para disfrutar el show de Patricio Rey. El audio registrado en ese concierto es una de las mejores grabaciones «piratas» de los shows de Los Redondos… se escucha tan bien que algunos sugieren que no es un audio pirata, sino una grabación que difundió la propia banda para popularizarse. Algo similar al disco «En Directo», pero lanzado diez años antes…
Otra versión indica que esas grabaciones de consola fueron realizadas por el sonidista de la banca. Tiempo después sufrió un robo y todas esas cintas desaparecieron… hasta que volvieron a salir a la luz a través de internet.
El primer grito se escucha a los 23 minutos, 3 segundos. El grupo está por comenzar a tocar su séptimo tema, llamado «Mariposa Pontiac». Se escucha al Indio, una especie de sonido gutural, un «srrom» y, posteriormente, una voz rompe el circunstancial silencio: alguien grita «¡Julio careta!». Acto seguido suenan unos acoples y las guitarras nos regalan los acordes del ya por entonces clásico «ven a mi casa suburbana / me obsesiona tu prisión».
A los 40 minutos, 5 segundos el grito se repite. Antes de empezar a tocar «Mi genio amor» Skay toma el micrófono, bromea acerca de los problemas de sonido del lugar y le desea un feliz cumpleaños a Pablo. Hace poco nos enteramos que Pablo era uno de los fotógrafos de Stud Free, nacido el 13-7-66. El Indio también se refiere al sonido, aunque con mayor firmeza, y se queja por un acople al que califica de «terrible». Suenan elogios para el «Piojo» Avalos, baterista redondo con hinchada propia. Respetuoso, el público espera que comience a sonar el décimo tercer tema, pero el silencio nuevamente se apodera del lugar, y esta vez el «¡Julio careta!» se escucha con más claridad, y al quedar registrado en la grabación de uno de los mejores temas inéditos de la banda se convierte en leyenda, en mito ricotero. Al oír la grabación todos hemos prestado atención a este grito, y sonreímos al darnos cuenta que otras personas también lo conocen…
Pero la cosa no termina ahí. A los 52 minutos, 5 segundos la voz acusadora vuelve a sonar. La banda esta por empezar a contar la «famosa historia de Roxana Porchelana», tal como lo anunció el Indio desde el micrófono. Esta vez el grito acusatorio es: «¡Julio vendido!». Lo repite dos veces, pero la segunda no se escucha completo, ya que la banda había comenzado a tocar.

Como enfermos confesos de Los Redondos siempre quisimos saber quién era el que gritaba. Además nos quitaba el sueño: ¿quién era Julio? ¿y por qué era acusado de «careta» y de «vendido»?
Hace unos meses consultamos a un viejo redondo que esa noche estuvo presente en Stud Free, disfrutando del recital. Admitió que no recordaba los gritos, pues en ese momento le pasaron desapercibidos, pero que creía que el tal «Julio», triste destinatario de los agravios, habría sido un «plomo» de Los Redondos durante algún tiempo. Esa noche estaba presente en el pub, y evidentemente no era querido por una de las personas del público.

Otra teoría que jamás pudimos comprobar dice que se armó una «bataola» entre dos grupitos, el de «Julio careta» y el del «gritón» (así lo hemos bautizado), y por eso en un momento Solari pide que se enciendan las luces, ya que el lugar era «un campo de batalla» (antes de «Nene nena«).
También se rumorea que «Julio» sería algún sonidista o empleado de Stud Free, que esa noche fue reconocido por una persona del público ricotero a la que en el pasado había decepcionado. Ese muchacho le recordó su deslealtad durante toda la noche.
Una persona «careta» es un hipócrita, alguien que no se muestra tal cual es. Y un «vendido» ha traicionado sus valores, sus principios. Esa persona incurrió en una contradicción reprochable. Conforme los valores morales del «gritón», Julio merece esos insultos, esas reprimendas. Es cierto que el grito pudo ser en broma, pues ambas palabras suelen utilizarse entre amigos dentro de un clima jocoso, pero también pudieron decirse en serio.
Al comenzar este informe les aclaramos que la tarea era utópica y acaso inservible. ¿Pues qué importancia tienen un par de gritos aislados dichos en un recital de Patricio Rey? Tal vez ninguna. O quizá esa frase, por algún designio del universo, estuviera destinada a la inmortalidad, y nuestra tarea sea contribuir para que ello ocurra.
Este artículo está dedicado a la memoria de Julio careta.