«Yo nací a la plástica en las historietas»

Rocambole era un personaje folletinesco del siglo pasado. Y siendo el folletín uno de los antecedentes inmediatos de las historietas, no es de extrañar que Ricardo Cohen haya adoptado ese nombre cuando llegó el momento de firmar sus obras. Conocido por el gran público por su trabajo con las tapas y afiches de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, su obra es mucho más vasta, y se puede ver en estos días en el Palais de Glace. Allí están sus trabajos para los Redondos, otros grupos como la Cofradía de la Flor Solar o la Bersuit, junto con cuadros, animaciones y bocetos.

Ciudad Internet. 16/02/2002. Entrevista por Matías Ball.

¿Cuál es, a su criterio, el trabajo más representativo de los que hizo para los Redonditos de Ricota, y cuál es el que más le gusta?
Hay uno que es el que cumple con ambos requisitos: es la tapa del disco “Oktubre”. La razón es que, con lo mínimo en cuánto a esfuerzo y preparación, conseguimos lo máximo en cuanto a repercusión. Esa tapa se hizo a las apuradas y, así como quedó, se mandó a imprimir. Y se transformó en un símbolo muy poderoso. Yo considero que una obra se completa con la recepción del público y, en este caso, fue la que más amaron los pibes.

¿Considera que su obra se presta para una exposición como ésta, o se aprecia mejor en las tapas de los discos, los pósters, afiches o remeras?
Con respecto a esto considero, como ya dije, que una obra se completa cuando llega al público. La exposición es una forma, pero si llega con un póster, bienvenido sea, así como en un afiche, o en remeras.

¿Cómo empezó con el dibujo?
Yo dibujo desde siempre, desde que tenía tres años, como todo el mundo. Algunos dejan de hacerlo y otros siguen. Incluso, las cosas que yo hago que no tienen que ver con los Redondos son la mayoría. Fijate que yo tengo muchos años, y lo de los Redondos es sólo una pequeña parte. Y en cuanto a importancia, yo creo que fue mucho más importante el trabajo que hice con la Cofradía de la Flor Solar, porque allí estaba el origen de todo el desarrollo de las cosas. Ese fue el momento en que me planteé realizar una innovación en mi trabajo.

¿Y cuáles serían esas innovaciones?
Tendríamos que retrotraernos a la época de la Cofradía de la Flor Solar y ver cómo eran las tapas de los discos en aquel entonces. Nosotros hicimos una tapa un poco más artística de lo que se venía haciendo, simplemente aplicando las cosas que yo había aprendido en la Facultad de Bellas Artes. Las tapas de ese entonces no tenían nada que ver con eso. La Cofradía de la Flor Solar se funda en 1967, y nosotros empezamos a ver algunas tapas interesantes en grupos ingleses de fines de la década del ’60 y comienzos del ’70, con el trabajo de Roger Dean para Yes o del grupo Hipgnosis para Pink Floyd. Pero, anteriormente, los distribuidores locales pegoteaban unas fotos y listo. Entonces incluimos el arte de tapa como una parte integral del arte discográfico; considero esa la época más intrépida de mi vida. Por lo demás, los Redondos, al convertirse en un fenómeno, lo que hicieron fue posibilitar la difusión de mis imágenes; así que yo estoy agradecido que algunos amigos míos se hayan colocado en la situación de fenómeno, y aunque yo hubiera seguido haciendo lo mismo, seguramente no estaría en el Palais de Glace.

Hay mucha influencia de las historietas en su obra…
Es que yo nací a la plástica con las historietas. Incluso te digo más: yo aprendí a leer y escribir con las historietas. En mi afán desesperado de entender lo que decían, mi papá me decía: acá dice tal cosa, acá tal otra, y así aprendí a leer. Además, la influencia de la historieta está en el encuadre, en el contraste, en lo truculento de las imágenes. Roy Lichtenstein se apoyó en la historieta para su obra plástica; lo que pasa es que él lo hizo utilizando las imágenes de las historietas, pero llevándolas a una categoría artística, haciendo preponderar el punteado de la trama, por ejemplo. Yo utilizo la historieta en sí misma, con su argumento, con su poder de convicción. Además, todos los que leemos historietas de ciencia-ficción desde chiquitos, sabemos que el mundo en el que nos toca vivir, va a ser un mundo semiderruido, en donde los gases tóxicos nos harán usar máscaras, así que no nos van a asustar cosas como que el capitalismo se quiebre porque toda la gente quiere sacar la plata de los bancos. Es un futuro al cuál ya estamos acostumbrados, no nos asombra. Es más, yo lo espero todavía más truculento.

¿Qué influencias tiene de un artista como Roger Dean, por ejemplo, en su trabajo con un grupo de rock?
Ninguna en forma directa, aunque ambos hemos hecho tapas para algún grupo en particular. Al igual que Dean con Yes, yo también me vinculé con el trabajo en escena de Los Redondos; y también con la Cofradía y otros grupos he tratado de incluir estética en los shows. En el caso de los Redondos, lo hemos llevado bastante lejos, en el sentido de que hemos ido probando distintas variantes. Antes hacíamos una escenografía de tipo teatral, con telones pintados. Con el advenimiento de algunos grupos que vinieron a tocar acá como U2 y los Rolling Stones, ya esas escenografías teatrales quedaron un poco atrás. Así que empezamos a experimentar con las proyecciones y otros elementos, y eso me llevó a otra cosa que yo tenía colgada desde hacía mucho tiempo: hacer animaciones.

¿Cuándo comenzó a hacer animaciones?
En realidad, empecé desde chico. Lo que pasa es que los inconvenientes de la técnica primitiva me hicieron postergar el hecho de meterme de lleno. Recién lo pude hacer al aparecer los sistemas digitales que facilitaron un poco la realización. Pero el sistema de dibujo cuadro a cuadro lleva demasiado tiempo, y uno no podría dedicarse a otra cosa.

Es un poco raro que, teniendo los Redondos una imagen tan fuerte a través suyo, no lo hayan explotado más en los videos…
Es que siempre fueron muy reticentes al uso de su imagen. A veces ha sido falta de tiempo. Hemos hecho algunos, con una mezcla de computadoras y dibujos a mano. Todavía estamos en la etapa experimental.

En cuanto al resto de su obra que está expuesta en el Palais de Glace ¿está pensado como cuadros, o como parte de una historieta?
Un poco de cada cosa. Por una parte están pensados como cuadros para ser vistos en una sala de exposición pero, por otra parte, los temas siguen siendo bastante agobiantes, del tipo de las historietas.

Y bastante pesimista, también; porque aunque sea fantasiosa, no deja de ser una visión del mundo.
Hay una parte de pesimismo y de descenso a los infiernos, y también una intención de un resurgimiento futuro. Los cuadros están colgados en orden cronológico: al principio hay un período negro, en el que están todos medio desesperados; luego aparece otro, en el que chicas de distintas de distintas razas se dan la mano, con un pasado muy pesado detrás de relaciones humanas; hay una chica embarazada, y por último se cambia el fondo negro por un azul profundo, que significa la esperanza. Lo que pasa es que el tipo ya quedó así, despellejado y mutante.

¿El protagonista de sus obras es siempre el mismo personaje?
Uno siempre habla de lo mismo. Creo que todos los artistas siempre cuentan la misma historia, tanto los pintores, como los escritores y los músicos, tienen elementos redundantes que se van repitiendo. Los temas del arte son redundantes, son siempre los temas que preocupan: el amor, la locura, la muerte, las pasiones.

A la hora de enseñar, ¿qué es lo que intenta transmitir?
Yo suelo tener cursos de técnicas, por lo menos de las que conozco: la acuarela, o las aerografías. Pero las clases que doy en la Universidad, en donde doy Dibujo, son bastante conceptuales. Porque para mí el dibujo no es una técnica, sino una manera de pensar. Además de incluir técnicas y correcciones, se trata más bien de educar la mirada, de enseñar a ver. Son más bien conceptos acerca de la profundidad, de adquirir una conciencia gráfica.

Menciona los sueños como una fuente de inspiración…
Sí, para mí los sueños son una profunda fuente de inspiración. De todas maneras, pienso que los sueños están nutridos de todas las cosas que nos pasan durante todo el día. A diferencia de los surrealistas, que pasaban al dibujo sin procesar, yo proceso los sueños, me alejo bastante del sueño en sí. Mas que surrealista, yo sería psicoanalítico. O sea, le busco contenido y sentido al sueño, y utilizo las formas que aparecen en ellos, pero les agrego la lógica.

¿Es una forma de canalizar el agobio que mencionaba antes?
De alguna forma sí, pero yo no estoy tan agobiado. Más bien percibo el agobio de la gente. Yo te diría que ni siquiera estoy preocupado, porque sé que del caos surgen las cosas. Hay que llegar al fondo de la pileta para tomar impulso, hay que descender a los infiernos. Y en eso estamos.


Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s