La desaparición física de Walter Bulacio fue un 20 de abril de 1991. Había sido detenido por la policía de la comisaría 35 durante una razzia afuera del estadio de Obras una noche en la que los Redondos daban un recital. Una semana después Walter dejaba este mundo en el Sanatorio Mitre víctima de la represión policial. Según los datos aportados por Fabián Sliwa, ex-agente de la comisaría, el comisario Miguel Angel Esposito le pegó hasta dejarlo inconciente. Diez años después Esposito sigue libre y la abuela de Walter sigue reclamando justicia.
Suplemento Sí, Diario CLARÍN. 27/04/2001

ENTREVISTA A MARÍA, ABUELA DE WALTER
Días después de la marcha y de los recitales de los Redondos en Uruguay, donde el Indio volvió a dedicar «Juguetes Perdidos» a la memoria de su nieto, este suplemento se sentó con María en un banco de Parque Rivadavia. A los 72 años, no puede evitar quebrarse en cada respuesta. Se quita los lentes, los limpia y fija la mirada en un punto lejano. «Cada vez que veo un chico parecido se me escapan las lágrimas».
¿Quién la acompaña?
Nadie, estoy sola con tamara, la hemana de Walter que tiene 7 años y es mi única compañía. Mis hijos y la mamá de Walter están muy mal, muy enfermos. Y mi otro hijo, el papá de Walter, se murió el año pasado, de tristeza nomás.
¿Qué opinión tiene usted de los Redonditos de Ricota?
Mirá, los Redonditos fueron unos malditos también, poque cuando estábamos velando a Walter ni siquiera una flor mandaron. Y también dicen que alguna vez fueron a las marchas, pero yo nunca los ví. (Nota de MR: Skay y Poly asistieron a una)
Sin embargo, este domingo en Montevideo, ellos le dedicaron una canción a su nieto…
Sí, y con eso se hacen banderas. Son raros los Redondos, los chicos viven para ellos y no les importa nada más. Y con Walter se hacen los famosos, esa es la bronca que me da.
¿Y usted intentó acercarse a ellos?
Una vez tenía tanta bronca que quise ir. Fué cuando tocaron en el club Huracán, porque yo trabajaba cerca de ahí. Hice tres cuadras pero no se podía caminar de la gente que había, así que me volví.
¿En qué estado está la causa ahora?
Está en las Naciones Unidas, pero se está moviendo muy lento. En el 96 fuimos a la Comisión Interamericana a pedir justicia porque acá no pasaba nada. Al oficial Sliwa, que estaba la noche de la detención de Walter, lo tomaron por loco y lo jubilaron. El me mandó unas cartas contándomelo todo porque estaba harto de verme llorar tanto.