La leyenda del dios Momo  

MOMO es un dios de la mitología griega. Como todo relato mitológico, su leyenda tiene los matices increíbles de cualquier otra leyenda de este tipo. Acá presentamos parte de la leyenda de MOMO, para comprender mejor el concepto-personaje que engloba el undécimo disco redondo.

Autor: Mundo Redondo, año 2001

Detalle de la pintura del techo del Teatro Graslin, sala de ópera de Nantes: el dios Momo. Obra de Hippolyte Berteaux.

MOMO es descendiente directo de CAOS (abismo del que todo habría de surgir) y su madre fue NYX (la noche).

¿Qué se puede esperar de quien pasó su infancia divina entre hermanos como ERIDE (la discordia), MORO (el destino), TANATO (la muerte) y APATE (el engaño)?

Veamos -preguntó Zeus-, ¿qué puedo esperar de tí?

MOMO, todavía un niño, miraba sorprendido a Zeus sin alcanzar a comprender por qué, quien todo debía saberlo, aparentaba ser tan ignorante y, mientras restregaba sus mocos por las barbas del gran dios, respondió:
– No te pediré propina los domingos.

La leyenda mitológica cuenta que MOMO, fue elegido como juez para resolver una disputa que mantenían los dioses Hefestos (dios del fuego), Hades (dios de los infiernos) y Atenea (diosa de la Inteligencia y la guerra), quienes habían diseñado, respectivamente, un hombre, un toro, una casa, y alardeaban de haber alcanzado la perfección, cada cual con su invento.

Momo indicó a Hefestos que a su hombre le faltaba una ventanilla en el costado izquierdo, para asegurar un acceso inmediato al corazón, en caso de urgencias.
Mostró a Hades la inconveniencia de que su toro tuviese los cuernos a ambos lados y no en el centro, lo cual le resultaría más eficiente en sus acometidas.
Y por último le advirtió a Atenea, que a la casa le faltaba una cualidad de gran importancia: la movilidad, pues en caso de sufrir la presencia de un vecino indeseable, entrar en guerra o ser víctimas de una plaga; no tendría donde ir.

MOMO personifica la crítica jocosa, la burla inteligente. Habitualmente se lo representa vestido de arlequín, escondido tras una máscara y acompañando cada una de sus manifestaciones con una vara terminada en forma de cabeza de muñeco, símbolo de la locura.

Apenas interviene en los relatos mitológicos porque el sarcasmo no era precisamente una herramienta literaria en tiempos de los dramaturgos griegos y actualmente los escritores contemporáneos tienen hacia la mitología griega sólo una visión heroica e historiadora.

En fin, MOMO ensalza el sentido del humor y la capacidad inventiva, y la ¿vergüenza? de simbolizar a la locura y jugar con ella.

Momo, por Wikipedia

Momo (en griego antiguo Μωμος Mômos, ‘burla’, ‘culpa’; en latín Momus) era, en la mitología griega, la personificación del sarcasmo, las burlas y la agudeza irónica. Era el dios de los escritores y poetas, un espíritu de inculpación malintencionada y crítica injusta.

Hesíodo contaba que Momo era un hijo de Nix, la noche (Teogonía, 214). Luciano de Samosata recordaba (en el diálogo ampliado Hermotimus, 20) que se burló de Hefesto por haber fabricado a los hombres sin puertas en sus pechos a través de las cuales se pudiera conocer si sus pensamientos y sentimientos eran verdaderos. Incluso se burló de Afrodita, aunque todo lo que pudo hallar fue que era parlanchina y llevaba sandalias chirriantes (Filostrato, Epístolas). Debido a sus constantes críticas, fue exiliado del Monte Olimpo.

Se lo representaba con una máscara que levantaba para que se le viera la cara, y con un muñeco o un cetro acabado en una cabeza grotesca en la mano, símbolo de la locura.

Aparece ocasionalmente como personaje en la obra de Luciano de Samosata, y en el siglo XV en el Momus sive de principe(1450), una sátira picaresca y política del humanista León Battista Alberti muy leída e influyente, en algunas ocasiones atribuida a Luciano; la traducción castellana de esta sátira la publicó en 1553 Agustín de Almazán en Alcalá de Henares con el título de La moral y muy graciosa historia del Momo, de la cual se hizo una refundición moralizante en 1666 con el título de la Historia moral del dios Momo: enseñanza de príncipes y súbditos y libros de caballerías, publicada en Madrid por el padre Benito Remigio Noydens (1630-1685). En el Viage de Sannio (1585) del poeta Juan de la Cueva. El matemático y mitógrafo Juan Pérez de Moya dice de él en su Philosophia secreta:

El Momo fingieron los poetas ser un dios muy holgazán, que no acostumbraba entender en otra cosa sino en reprehender las obras y trabajos ajenos, así de los hombres como de los dioses
Baltasar Gracián lo presenta en la segunda parte de su Criticón en su capítulo «El texado de vidrio y Momo tirando piedras». La índole del personaje lo hizo ser frecuente motivo artístico y alegórico de la literatura emblemática. Cuando Sir Francis Bacon escribió un ensayo titulado Of Building (XLV), afirmó en él que «Aquél que construye una buena casa sobre un mal asiento, se condena a prisión a sí mismo… No es sólo el mal aire lo que hace malo el asiento, sino los malos caminos, los malos mercados y, si se consulta con Momo, los malos vecinos.» Laurence Sterne rumió sobre las posibilidades de la ventana de Momo al alma en un típico excurso incoherente en Tristram Shandy.

En las fiestas de Carnaval de varias ciudades hispanohablantes se rinde homenaje al dios Momo con diversos actos. Específicamente, en las ciudades de Barranquilla (Colombia) y Montevideo (Uruguay), durante el Carnaval se hace alusión al dios Momo. También aparece la figura del dios Momo en el Carnaval de Cádiz (España) donde adquiere un gran protagonismo los días de Carnaval y hasta su quema durante esta fiesta.


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