No siguen al rebaño

Los Redondos rompieron el silencio, y tras casi un año de labor nos adelantaron la aparición de su nuevo álbum, Lobo suelto, cordero atado, una obra compuesta por dos discos.

Revista Pelo #454. Septiembre de 1993

Mucho fue el tiempo transcurrido; «muchas las ganas de estar juntos», según nos confiaba la Negra Poly; mucho el trabajo realizado y, claro, muchos los temas compuestos por Los Redondos para su sexto álbum de estudio. Algo así como una «obra conceptual» que integran dos discos grabados totalmente en nuestro país -en los estudios Del Cielito en una tarea que se prolongó desde diciembre de 1992 a mediados de este año, con algunas pausas para tomar distancia y observar con mayor claridad el material.

Desde el comienzo, el Indio Solari, Skay Beilinson, Walter Sidotti, Semilla Bucciarelli y Sergio Dawi trabajaron en función de un presente que los sorprende con mucha energía para compartir, y el resultado estará a la vista en noviembre próximo, cuando «Lobo suelto, cordero atado», invada las calles.

Si bien las grabaciones se realizaron en nuestro país, una visita del productor Gustavo Gauvry y el técnico de sonido Mario Breuer a los Estados Unidos desembocó en la posibilidad de realizar la masterización en aquel país del Norte, hecho que, en medio de la persistente búsqueda de calidad en el sonido por parte de la banda, no pudo ser más oportuno. Siguieron algunos viajes, y la concreción de la mezcla se efectuó en un estudio de Miami y luego fue completada en Los Ángeles. La intención consistía en lograr que el sonido de la placa se aproximara aun más al que genera la banda tocando, sin perder profundidad, lo que quizá notaban una vez que los instrumentos ingresaban a la consola. La placa cuenta con «calidad asegurada», no solo por el meticuloso trabajo de producción y pre-producción que PELO adelantara en números anteriores, sino también por la elaboración de las placas, las que también registra su origen en los Estados Unidos -y suponemos que por la cantidad demandada de movida, estimada en unas 100 mil unidades- los alcances de la banda deben haber sorprendido a más e un empresario yanqui.

El Lobo, la «12» y los Redo…

Los ensayos se suceden y la tan ansiada presentación en vivo transita su cuenta regresiva, aunque Poly afirma que «falta mucho para eso», y se atreve a anticipar que Los Redondos «están preparando algo grande». Y las tribus saben cómo interpretar ese «algo grande», porque el espacio suele ser el único factor que juega en contra de las fiestas a las que convoca Patricio Rey. Por eso, las posibilidades de que la presentación del nuevo disco se concreten en un estadio abierto crecen aceleradamente, lo que se convertiría en una merecida oportunidad de placer ilimitado para músicos y gente. Aunque todavía no hay nada resuelto, y aunque lo hubiera es respetada y bien conocida la facultad de Patricio Rey para sorprender con dictados imprevisibles, nos permitimos imaginar la fuerza de dos pasiones unidas por la energía de lo popular y el sentimiento: ¿Qué tal el estadio xeneize? Habrá que esperar un tiempo más para que las hordas ricoteras vivan la fiesta del placer que -quien dice- por ahí coincide con el «ritual inocente» con que nos tenían acostumbrados a despedir cada año.



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