¿Dónde está Patricio Rey?
Revista Cerdos & Peces #27, junio de 1990. Por Enrique Symns

Cambió la suerte, arribó el gas coreano y está pronta la gran masacre. Esos chicos son como bombas pequeñitas, irán perdiendo el tiempo y la salud mientras arrojan las entrañas al otro lado del salón. Ahí está ese rock violento que dio el estilo siniestro y que ahora ya no llora cuando hay mucha cuchillería.
El montaje final es muy curioso: es realmente entretenido ver estos oscuros atentados, tan bien iluminados cuando el infierno está encantador, rockeros educaditos que practican nuevos gemidos para el show tan shangai. Son las joyas patricias de amor a ls que dedicas un nuevo rock en la caverna de tu vanidad.
¿Eso era todo?
¿Unas migajas de rcok maravilla mientras el joven lobo se quemaba de amor?
¿Tiranizar a los seres que te han querido para montar una nueva industria de la diversión?
¿Cuánto vale ser la banda nueva si el sueño llega tan mal que nos condena?
ASÍ NOS DA MAL.
La tropa va riendo por las calles y me acribillarán.
El ascensor ya sube hacia mi confesión.
Y tú ya no tienes los dioses a tu lado, ni vas corriendo a ver lo que escribe en tu pared la tribu de la calle. Tu imagen se desfiguró.
¿No vas a proteger tu aliento?
¿Todo lo que queda es tu sermón fatal?
En esta tierra que es una herida que se abre todos los días, el hijo tenaz de mi enemigo hace añicos el cristal de vamos a brillar mi amor.
Ellos nos tienen narcotizados, nos estamos gastando en tormentas y aquí nunca hay nada especial. Pero tú no puedes cantar como un león y ser el más salmón de la ciudad. No puedes declarar en contra de tu corazón imaginario, no puedes esperar a que enfríen a tu amigo.
Te vas a ahogar.
Te vas a hundir.
¿Ves esa oscura multitud desprevenida y no estás con ellos en naufragar?
¿Qué? ¿Era sólo un sueño para tipos que no duermen por la noche?
El futuro llegó y eres un reo de la propiedad. Rajen del cielo, esto es efímero o está atrapado en su libertad en esta cárcel que sigue así.
Ponte el líos con tu furia y deja de hacer ese triste papel. Sé de alguien que lo que le late no es su corazón.
DETÉNGASE DETÉNGANLO DETÉNGANSE
Enrique Symns


Una respuesta a “Carta abierta de Enrique Symns a los Redonditos de Ricota”