Aparentemente, fueron varios meses de inactividad, pero en realidad no fue así. La banda que invoca la figura mítica de Patricio Rey está debutando con una nueva formación, tras el accidente fatal del tecladista que el año pasado tocó en Paladium, y después de la partida del saxofonista Willy Crook. Además, Skay anduvo por Europa, y a la vuelta colmaron todas sus expectativas previas y reventaron la capacidad de Cemento. Con gente así, no hay inactividad posible.
Autor: Revista Canta Rock, número 83, 15 de junio de 1987. Por Marcelo Fernández Bitar y Eduardo Berti.

Sobre la mesa, vasos de vino blanco y paquetes de cigarrillo esperando su muerte al lado del cenicero. Sentados, cual charla informal, el Indio Solari y Poli (manager y afines). Inocentemente, la primer pregunta fue si el viaje a Europa fue de paseo… «Aunque yo no fui, corrijo», apunta el Indio con una sonrisa cómplice. «Ningún viaje de esta gente es tan solo un paseo. Algunos que viajan se limitan a pasear, pero otros curiosean, husmean y viven cada lugar que visitan».
Aclarado ese punto, Poli relata que en Inglaterra todos los jóvenes trabajan porque es muy duro subsistir entre tanta desocupación. Además, todo están muy alertas; ya no se tragan el verso del inminente holocausto nuclear. Tampoco consumen drogas pesadas, como hasta hace un par de años atrás, porque también es una forma de tenerlos «controlados». «No es que nieguen que puede caer una bomba y llegar el final», nuevamente apunta el Indio. «Sino que rescatan a la vida como un fin en sí misma. Una cosa es saber que el peligro existe, y otra cosa es leer los diarios. Porque algunos lloran ante las noticias del periódico y luego salen a la calle como si nada. otra cosa es seguir una pulsión vital».
«Musicalmente, describe Poli, el rock ya no necesita de tanta tecnología de sintetizadores y máquinas. hay mucho rock crudo con guitarras duras y en España hubo una gran selección, quedando solo algunos grupos». Aquí la historia toma una anécdota inesperada: en Madrid vive un guitarrista argentino que siempre quiso tocar junto a Los Redonditos, y que actualmente integra Los Toreros Muertos. Justo cuando llegaron Poli y Skay, la banda se quedó sin violero. ¿Conclusión? Skay tocó por toda una gira nacional del grupo, rechazando la oferta de quedarse.
«Otra cosa importante», prosigue Poli, «es que los jóvenes se visten como realmente quieren, sin seguir una moda. Además, en España, todos están permanentemente en la calle, manifestando y en acción. Son cosas que parecen conformar una nueva actitud de los jóvenes».
De eso quiere hablar el Indio, precisamente, que desde el vamos dijo querer contar una pequeña historia que no es sino la del movimiento del rock, porque -como contó a modo de justificación- «teniendo en cuenta ese cambio de actitud que vieron ellos en Europa, y teniendo en cuenta la vuelta del rock crudo, yo podría mirar a los Redonditos con un especial optimismo. También fíjense que después de 6 meses de silencio ocurrió aquel disparate en Cemento, donde esperábamos a lo sumo mil personas y se llenó al taco, con mucha gente afuera y un maltrato por parte de los organizadores del lugar. Quizás eso no se debió exclusivamente a nuestra testarudez, sino que es parte de lo que sucede en la cultura rock. Parece que la gente cambió los «raros peinados nuevos» por -no se- los nuevos «pelados viejos» (risas).
Hay cuestiones que la gente no ha sabido por edad o por temor a resolver cómo proyectare en el futuro. Recién se pueden explicar ciertas cosas -y revalorizar palabras como «smot», «inocencia» y «magia»- cuando la gente se pregunta por qué carajo ocurren algunas cosas. Por eso, anteriormente se dejaba todo librado a la magia y a la pulsión vital. La pequeña historia que quiero contar debe ser leída con un lema básico: el misterio empieza con la explicación. hay que dejar de tenerle miedo a la explicación, que no quitará ninguna maravilla».
LA PEQUEÑA HISTORIA DEL INDIO SOLARI
«Supongamos que había una vez la capital de un Imperio, o mejor dicho, de un Sistema, porque parece que Imperio sólo se refiere a los yankis, y no es así. Por derecho, este Sistema ganó la última gran guerra e impuso su modelo y la premisa de la existencia de la escasez y la ausencia de abundancia. Todos los objetos o fantasías de los individuos de tal Sistema son escasos y todo se ordena de acuerdo a eso, porque lo que abunda no puede ser ni capitalizado ni ordenado.
Ahora bien, sucede que dentro del sistema hay seres marginados como los blancos mas pobretes y los negros, que no tienen acceso al ambiente cortesano de las grandes orquestas de trajes blancos. Se genera así una nueva cultura, que luego se llamará rockera. Además, hay toda una juventud, que excede los límites de esa capital y extiende a todas las colonias, que desde su clase media tiene una gran disconformidad y que encuentran una música que transgrede el orden social. De tal forma, se genera una experiencia social muy vasta y rica, que es lo que ocurre a lo largo de la década de los sesenta.
Por primera vez, llega una cultura que no nace ante la desaparición de otra cultura anterior, sino que ocurre dentro de un modelo viejo que aun quiere determinar cómo se desenvolverán los hechos. Empieza un descontrol e incluso se pierde una guerra contra un país bastante más pobre. Se reemplazan las grandes orquestas de Fulano por miles de grupos muy diversos e incontrolables. Pero, de golpe, todo ese espíritu casi anárquico es empujado hacia una definición y se lo denomina «protesta social», cosa que no desagrada a los popes de la juventud, que de alguna manera quieren ordenar el movimiento. El detalle es que no toman en cuenta que el orden es el placer de la razón, y que toda esta nueva cultura se basaba en las delicias de la imaginación. Se pierde la diversidad y todo es institucionaliza en grupos separados: panteras negras, hippies, mods, roqueros… skinheads y punks.
En esta encrucijada, el mercado -tal como hizo aquí tras Malvinas- contrata a los líderes que representan a los jóvenes y se vuelve a crear la idea que el músico compone a través de ellos. Los músicos se convierten en figuras inalcanzables y lentamente dejan de representar a esa sociedad disconforme, marginada y doliente. También aparecen los instrumentos sintetizados, que al margen de cualquier justificación, no pueden reemplazar la sensibilidad de un artista. Así, los más importantes terminan hablando de sus problemas personales, diciendo «no viajo en tren, viajo en avión», cuando todos sabemos que en general los que viajan en tren están como animales, incomodísimos. Se llega por poco a aceptar que la soledad del músico es todo lo que el rock tiene para decir. ¡Eso nunca había pasado antes!
Pero llega un punto donde la gente entra a ver que detrás de eso hay un vacío. Lentamente, empiezan a buscar un lugar donde haya un poco de acción, dinamica y vida. Se entran a rescatar bandas de lo más diversas y ya no tienen tanto resultado las cosas que inventan las corporacioens de la industria del disco.
Por eso, me siento optimista con respecto a Los Redonditos».
EL PRESENTE DE PATRICIO REY
Actualmente, Patricio Rey y los Redonditos de Ricota han vuelto a tocar en vivo, con una banda integrada por Skay Beilinson (guitarra),, Semilla Bucciarelli (bajo), el Indio Solari (voz), Walter Capricornio Sidotti (batería) y Sergio Dawi (saxo). Después del show en Cemento estarán en el Teatro Fénix de Flores y seguirán evitando lo que denominan algunas ofertas tentadoras de compañías de discos que les ofrecieron comprar una gran cantidad de placas de su último LP para promocionar y vender con mayor seguridad que invertir en un grupo nuevo. «Pero yo no quiero que su vida termine en un año», argumenta el Indio. «Una gran promoción radial seguramente cortará un viaje que ya tiene 12 años. Seguro que me iría con mucho dinero, pero mi historia no es estar en esto por la guita sino para seguir vivo. Para los Redonditos, cada noche es la primera y la última. De eso se trata todo».


