La crítica de Oktubre, por Enrique Symns.
Cerdos & Peces #8, enero de 1987. Por Enrique Symns

Ya no tengo dudas que serán leyenda.
Si después de tantos años de transitar fiestas paganas, antros belicosos de Berazategui o La Plata, recitales quilomberos y, finalmente, los teatros grandes del centro; si el trío Skay-Indio-Poly (trinidad que conforma el espíritu de Patricio Rey) sobrevivió todas las crisis, deserciones y cambios repentinos de integrantes; si después de «GULP» quedó algún tiempo de dudas sobre la creatividad y entereza de este grupo; OKTUBRE es la consagración de los Redondos y su punto de partida hacia el futuro.
Los Redonditos de Ricota son, seguramente, la última banda de rock de la década del 70 que se adentró en el ochenta con una propuesta rebelde y motivante. La música de Oktubre es marchosa y emocionante. Las letras, que todo el tiempo evitan el lenguaje directo o panfletario y que más bien juegan con metáforas e imágenes, no dejan nunca de aludir, a veces con ironía, a un mundo siniestro que se percibe con lucidez.
El nombre del longplay ha sido una decisión seguramente muy masticada y la fantasía que despierta es confirmada por la alucinante gráfica de Rocambole: una feroz multitud y, en el fondo, la catedral de La Plata en llamas (vale la pena observar las caripelas de los que forman esa multitud).
OKTUBRE es, ante todo, un compromiso con el mundo, y en ese sentido resulta lo más conmovedor en la evolución de la banda. El Indio Solari lo había confirmado en un reportaje del número anterior: «Oktubre tiene como planteo básico alinearse en cualquier otra dinámica que escape a la lectura postmodernista». «Fuegos de Oktubre», tema con que se inicia el LP, genera una clara fantasía de rebelión y una reminiscencia de los maravillosos días de Octubre en Rusia.De ese lado mi tema preferido es «Preso en mi ciudad» y el sabroso himno «Semen up».
Pero creo que lo más alucinante del disco está en el Lado 2, que es supercompacto, y muy especialmente en los últimos tres temas : «Ji-ji» (horrible nombre para un tema inolvidable de aquellos que te dejan vibrando), «Canción para naufragios» y el supermarchoso final «Ya nadie va a escuchar tu remera».
Pero no era mi intención hacer un comentario especializado sobre este disco. Porque a mí como a todos me gusta escuchar música y no hablar de ella. Sé que hubo discos que me dieron vuelta la cabeza, orientaron mi deseo, poblaron de apasionantes imágenes mi locura y acompañaron terremoteantes momentos de mi vida.
Pues bien, OKTUBRE es uno de esos discos.
E.S

