Un inventario de vibraciones, resonancias y transparencias.
Autor: Indio Solari. Revista Cerdos & Peces #3, junio de 1984. Digitalización: AHIRA (Archivo Histórico de Revistas Argentinas)

Pegar primero, hace más jugoso los negocios. Isaac el loco hierve en la noche mexicana. Hierve con naturalidad. Dos manzanas unidas por el cabo compran cualquier culo, mis mariachis. Dos manzanas siamesas pagan una invasión. Paquita va a ser «hormigueada», es lo que dije, y la muchacha ya está en la gloria. Tiene nombre y apellido en el cielo. Y nada de documentos gringos. Ni fotografías con cara de luna india. Todo debe resumirse a los aullidos en la valla electrificada. Una muestra del viejo Méjico ha protestado a los gringos usando una puta cara de luna. La rutilante espía de corta vida. Esto no va a ser el paraíso ahora. Los mismos negocios gringos de pegar primero, etc y cruzar el Río Grande lo antes posible, etc,, etc y ponerse unos piojos negros en los sobacos para que los documentos sean falsos y contar con la tristeza que brota del mundo, rasgando la guitarra latina. El folklore gángster de la boca quebrada y la buena vida entre labios caprichosos que cantan «La Cucaracha».
Danzamos como monos embusteros. Monos mentirosos que tragan golosinas que son un fraude. Pastelitos de ficción vuelven como nieve. Masitas y macacos de ficción. Cremas ricas para el particular encanto de los monos que hablan. Caramelo engañoso temerariamente entrelazado. Simios reposteros creando supersticiones delicadas y refinadas.
Quiero conocer las presuntuosas fantasías del mundo. Pasearme entre las sepulturas de todas las teorías y entender los melosos oradores que afirman que la Tierra ha vuelto a ser el centro del Universo. Caminaré sin cuidado. De cualquier manera solo los fuertes sobreviven. Es de esperar que mis pequeños peces tropicales queden fuera de esta ley trágica. Algunos están enfermos, con hongos en la boca y de sus colores solo queda una bata vieja. Peces preciosos con ictiotirosis. Las aletas poco rectas y la cola floja. Manchitas blancas concluyentes. Un rápido inventario. Lívidos, electricidad consumida en formar un conjunto heterogéneo entre colores brillantes y cuerpos fríos y rígidos que casi flotan por sus bordes hinchados. Sobrevivir en el Centro del Universo va a ser una cosa dura. Si al menos siguiera siendo un asunto ético…
Todo parece accidental. Los hechos son aceptados con la frigidez de una concertista de cello. La destrucción del Archivo Vaticano de «Cortile della Pigna», el asesinato de famosos baladistas cuyas piernas aparecen surcadas por cordones azulados de franco relieve. Hemos asistido a la última piedra de la Esfinge y a la última tortura y emprendido una cacería genética. La parte más inconveniente es que cuando uno encuentra al animal, éste lo mata a uno.
Tengo tiempo de preparar mi lengua para hablar? ¿El tiempo al menos que una calavera tarda en llenarse de tierra? El informe medico dice que fui afectado por el gas. Yo digo que es mi seguro contra la nostalgia que se completa con una ducha fría y saludable. Soy un chasco, un platelminto groggie insobornable como la concentración de un reaccionario.
Toda esta escoria de mala fe, astuta y fraudulenta, dice ser el ejército del destino. Y pone las manos en el menú tiernamente. Reuniendo las piezas con talento. Infantes resecos. Trabajo para el drama negro previsto en el palpitar del planeta. Soldados cuyas mochilas son cuevas de víboras. Bolsillos hirvientes de debilidades y de crueldad para juzgar el firmamento. La tropa no se reduce a esto. Hay muchas otras sorpresas. Vaginas envueltas en kaftans, dormidas con una daga entre las tetas. Caprichosas, agudas. Mirando las estrellas con fiebre labial. Oliendo sándalo mientras conversan con sus vocesitas resentidas. Petalos-tic-tac-molestias en los ojos-tic-tac-tacjubileo-tictac-flores chismosas-hedor- tic amor tac hedor tic amor tac!

