Encuentro por la vida

El domingo 23 de octubre, en el Parque Lezama, las Comisiones de Apoyo a las candidaturas de AUGUSTO CONTE y NESTOR VICENTE, realizaron un evento artístico que convocó a un numeroso público. Alumnos y docentes de Bellas Artes (trabajando incansablemente a lo largo del día), músicos de excelente nivel, actores y otras personalidades se dieron cita en el parque.

Revista Cerdos & Peces, año 1, nro 4, suplemento marginal de El Porteño, pagina 16. Por Alberto Silva. Fotos por Eduardo Rey y Daniel Jurjo. Noviembre / Diciembre de 1983

En las esquinas, mano a mano, lo volantes, las gargantas, convocan con modestos recursos al encuentro por la vida: reencuentro con nosotros mismos, reencuentro con la libertad, reencuentro con nuestros 30.000 detenidos-desaparecidos…

La consigna no era partidista-sectaria, era amplia y unitaria. Convocaba a que todos juntos logremos que los derechos humanos tengan presencia y voz en el Parlamento, que el derecho a la vida deje de ser un privilegio  y que nunca, pero nunca más, el terror, la tortura, la injusticia campeen por estos lares. Más de 12.000 personas así lo entendieron. Miles de jóvenes en Parque Lezama,  apostaron a un destino mejor.

Soledad Silveyra y Miguel Angel Solá, quienes oficiaron de conductores del espectáculo, ni por casualidad llegaron, en todas las horas que duró este encuentro-esperanza, a leer las adhesiones de partidos políticos, agrupaciones universitarias, nucleamientos juveniles, personalidades conocidas y desconocidas,  que se solidarizaron en número superior a 300 a que los (nuestros) derechos dejen de ser una quimera.

La comparsa uruguaya Hijos de Fantasía y Morenada, irrumpió por el centro del parque -previa marcha por la Plaza Dorrego- y el retumbar de tamboriles, el repique de lonjas, marcaron el inicio musical y el compromiso de que, junto a nuestros hermanos americanos debemos recorrer el camino de aquí en más.

Miguel Abuelo, Macumahuela, Pedro Conde y Mestizo “rompieron el fuego”, mientras los más pequeños se nucleaban en torno a los títeres  y las diversas actividades que se “armaron” para ellos.

Nestor Vicente comprometió su futura gestión a que la ciudad de Buenos Aires sea un enorme barrio de libertad y no un campo de concentración. Leon Gieco, acompañado por un multitudinario coro, fue el nexo para que Augusto Conte reafirmara los por qué de su incansable prédica en defensa de todos, absolutamente todos los derechos humanos.

Adolfo Pérez Esquivel, varias de esas heroicas Madres de Plaza de Mayo, periodistas de casi todos los medios nacionales y colegas extranjeros, junto a un público bullangero y comprometido, siguieron reunidos escuchando la música de Luciérnaga curiosa, Fontova Trío, Celeste Carballo, Hermanos Clavel, Patricio Rey y los Redonditos de Ricota, Uqui de la Fuente, Viracocha y Centro Koya.

Quedaron músicos que no pudieron subir al escenario, faltaron miles de personas contra su voluntad, que estuvieron presente en las velas encendidas en muchísimas manos  que testimoniaban un compromiso definitivo e inalterable.

Por encima de las ideologías y posturas personales, de todos los que escribimos en esta revista. El Porteño asumió el riesgo, desafío de organizar todo este encuentro. Porque por sobre todo apoyamos y apoyaremos la causa del reencuentro con una vida que valga la pena ser vivida.



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