A dos años de haber detenido la maquinaria alrededor de Patricio Rey, Skay regresa a Obras para presentar algunos temas de su segundo álbum solista. Dice que todavía no volvió a hablar con el Indio y que lo que está generando cada uno de los músicos por separado es también una nueva expresión del viaje ricotero
FUENTE: Diario La Nacion – Suplemente Via Libre (Viernes 14 de Noviembre de 2003)
Noviembre de 2001. Los Redondos se preparan para el habitual rito-show de fin de año, en Santa Fe. De la Rúa, Cavallo y corralito mediante, la banda de rock más grande del país decide que no es el momento para festejar nada y suspende el encuentro con su público. Así las cosas, Patricio Rey (el mito, la leyenda, el símbolo) se lanza a los brazos de Morfeo y desde entonces sueña el sueño de volver a despertar.
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Noviembre de 2002. Skay Beilinson, el hombre de la guitarra en llamas, los anteojos y el pañuelo en la cabeza, se larga como solista, graba un disco Redondo y lo presenta en Mar del Plata el mismo día del cumpleaños de la Negra Poli, su compañera de siempre.
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Noviembre de 2003. Convertido por actitud y canciones en el enviado en la Tierra de Patricio Rey, Skay vuelve a Obras (mañana, a las 21) después de doce años para cerrar los primeros doce meses en soledad y comenzar una nueva etapa que incluirá otro álbum para mediados de 2004.
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No hay buenos recuerdos de la última vez que Skay pisó el escenario del Templo del rock. «Fue en 1991, justo con el desgraciado acontecimiento de Walter Bulacio», hace memoria el guitarrista, sentado en un confortable sillón de un bar palermitano. «La idea ahora es celebrar que se cumple un año desde que se editó el disco y salí a tocar solo. Desde ese momento, todo ha cambiado. De estar obligado a hacer estadios y tocar una o dos veces por año, a cambiar de viaje, armar de nuevo una banda que sea potente, contundente y creíble. Reencontrarse con el disfrute de tocar en lugares pequeños y darse cuenta de que todavía uno puede adaptarse a los cambios.»
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-Ya pasaron dos años sin noticias de los Redondos y con cada uno de los integrantes trabajando por su cuenta, la posibilidad de reunión parece cada vez más lejana …
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-En lo personal, estoy muy entusiasmado con lo que estoy haciendo. No extraño a los Redondos. Por ahí sí extraño encontrarme con el Indio, pero sé que eso en algún momento se va a dar, es algo que no hay que forzar.
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-¿Todavía no volviste a hablar con el Indio?
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-No nos hemos cruzado. Creo que somos muy respetuosos uno del otro, sabemos que cada uno está buscando de qué manera encauzar su viaje. Yo quizás encontré la respuesta más rápido. El Indio sé que está grabando y el año que viene tendrá su disco. Cuando nos encontremos veremos si tenemos ganas de trabajar juntos o necesitamos más tiempo de aire.
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-En tus últimos conciertos, el cantito «yo solo pido que se vuelvan a juntar…» se escuchó bastante más fuerte que en otras oportunidades.
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-Lo entiendo, es legítimo lo que la gente pueda ambicionar. Pero tenemos que aceptar que la realidad, hoy por hoy, es ésta. De todas formas, por más que no estemos creando nada como Redondos, lo que estamos generando cada uno por su lado, es una nueva manera de expresión del mismo viaje.
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-Pero vos te quedaste con el sonido más rockero de la banda.
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-No me quedé con nada que no fuera mío. Es la música que quiero hacer y como me sale. Hace un tiempo un amigo me decía que era interesante el proceso de los Redondos, porque notaba que el pulso rockero lo ponía yo y el pulso pop lo metía el Indio. Quizá sea cierto, pero no me atrevo a afirmarlo. Es cierto que las máquinas son una herramienta con la que no soy muy bueno. Y el caso del Indio es distinto, él no tiene un gran dominio sobre ningún instrumento de forma completa, entonces le es más fácil componer desde las máquinas. Esa es la diferencia.
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-¿En qué etapa está tu nuevo álbum?
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-Empecé con la preproducción. Pero me interesa chequear algunos temas en vivo (mañana volverá a tocar Dragones) , porque ahí generalmente se clarifica la duración real de la canción. Creo que antes de la primera mitad del año próximo va a salir.
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-¿En qué universos te metiste esta vez para componer las letras?
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-Siempre para mí hay como un universo que tiene que ver con la lucha entre el bien y el mal. El bien y el mal, pero instalado dentro del alma humana.
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Skay sostiene que la situación social ha cambiado desde que los Redondos se llamaron a silencio y que ahora los choques de la gente con la policía ya no ocurren en el marco de un recital de rock: «Muchos comprendieron que un show no es el mejor ámbito para expresar disconformismo político. De todas formas, soy muy descreído de la política. No creo que la política alcance a generar los cambios que todos ambicionamos que sucedan. Lo que sí ocurre es que hay un momento de optimismo en la gente.
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-¿Y el cambio real por dónde pasa?
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-Creo que son circunstancias más pequeñas e íntimas. A partir de pequeñas trincheras, lugares donde se pueden generar cambios. Esos cambios macro que propone la política, inevitablemente dejan afuera a mucha gente y se realizan injusticias.
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OPINAN LOS AMIGOS
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Rocambole (responsable del arte de tapa de los Redondos): «Por ahora no veo una posibilidad de reunión, más porque cada uno está trabajando en lo suyo. Pero la puerta está siempre abierta. Los Redondos no es una banda convencional, es un grupo de amigos. No se tienen que separar o reunirse por alguna propuesta comercial o por conveniencia. Cuando Patricio Rey los llame, se juntarán».
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Tito Fargo (ex guitarrista de los Redondos): «Si lo ven desde un lugar comercial, seguro que se van a encontrar. Pero a nivel humano, lo que sé es que fisuraron y cada uno tiene su historia en camino. El país no está tampoco ahora para que encaren un proyecto de reunión».
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El Gonzo (ex saxofonista de los Redondos): «La banda tiene una entidad propia, más allá de ellos mismos. Por ahí la presión o la necesidad de reunirse surja en algún momento. Me imagino que cuando tengan algo que decir, se juntarán a pensarlo. Llevan muchos años juntos, con el corsé de los Redondos, y creo que tanto el Indio como Skay necesitaban conocer otras cosas».
DIME EN QUE ANDAS Y TE DIRE CUAN RICOTERO ERES
Proyectos y trabajos actuales de los integrantes de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota
El Indio Solari . Hace tres años (sí, uno antes de que la banda decidiera parar) que está en su bunker grabando su debut solista con Hernán Aramberri (en buena medida responsable del vuelco electrónico de los últimos trabajos de los Redondos) como mano derecha. «Siempre estuve muy ligado al Indio -confiesa Aramberri- y mi trabajo con él sigue siendo el mismo que hacía con el grupo. Sólo que ahora en vez de dos personalidades fuertes, hay una. Todavía no quiere hablar públicamente, pero el año que viene, cuando salga el disco, saldrá a dar la cara.» Las intensas jornadas de trabajo en el estudio de la casa de Solari suelen ser de más de doce horas, pero, a pesar de (o por) ello, el cantante todavía no está satisfecho. ¿Cuando se edite el álbum, lo presentará en vivo? «Todavía no sé, depende de la repercusión y la dimensión que tome.»
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Walter Sidotti. Se pasó buena parte del año tocando la batería en la banda del arquero Germán Burgos, en España. De su grupo La Favorita, poco y nada hubo este año. «No sé si los Redondos van a volver a tocar, pero las puertas no están cerradas definitivamente».
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Semilla Bucciarelli. «El final de los Redondos fue muy abrupto, pero creo que nos vino bien a todos», dice el bajista devenido artista plástico. Está haciendo giras por el interior y el exterior con sus pinturas y acompañó a Dos Saxos Dos y Divididos con intervenciones en vivo de arte digital. Además, está trabajando en un proyecto musical con Tito Fargo.
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Sergio Dawi. Después de la impasse ricotera, se dedicó más a su experimental banda paralela, Dos Saxos Dos (el año próximo quizá se edite un disco con material antológico). Además, tocó con Fargo y Albert Plá, entre otros. Pero ahora, prepara también un disco solista. «Hace años que vengo grabando cosas por mi cuenta y el parate con la banda me ayudó a volver a ese material. Va a ser un disco con muchos amigos invitados», dice. «Creo que lo que sucedió con los Redondos fue algo natural. Y ahora todos estamos en una situación bastante productiva. No cierro las puertas a que el día de mañana la historia pueda continuar y aspiro a que sea aún más rica. Lo tomo como un descanso sanitario. Hay veces que las estructuras le ganan al espíritu y, por ahí, en esos momentos es sensato bajar los decibeles. El tener que estar hasta el último momento de un show con el corazón en la mano, desnaturaliza el hecho de una banda que sale a tocar y hace música. Lo bueno de todo esto es que ahora todos aparecemos en las páginas de Espectáculos y no en Policiales».
