Anticipando los recitales del viernes y sábado, el guitarrista habló de su primer disco, de sus recuerdos platenses y, por supuesto, de los Redonditos de Ricota. “Tengo ganas de tocar mis temas y los de mi historia musical”, afirmó.
Autor: Diario Hoy, La Plata, 23 de junio de 2003

El cálido bar enclavado en pleno Palermo que se ofrece como el ámbito adecuado para la charla en nada se parece a la Baticueva pero quién habla distendido y feliz recuerda en mucho a Bruno Díaz. Trazando paralelismos con el personaje de historieta, este señor sencillo, calmo y lejano a cualquier pose estereotipada responde al nombre de Eduardo Beilinson pero, cuando se calza su clásico sombrero o su vincha, se convierte en el superhéroe de la guitarra popularmente conocido como Skay.
Se lo ve entusiasmado y ansioso ante la proximidad de los recitales que dará el próximo viernes y sábado en nuestra ciudad en El Teatro (43 e/7 y 8) donde presentará los temas de A través del Mar de los Sargazos y algunas joyitas ricoteras para la delicia de sus seguidores.
El notable guitarrista volverá luego de más de diez años de ausencia, oportunidad en la cual estuvo por última vez con Los Redonditos de Ricota. A lo largo de la entrevista habló de las sensaciones que lo invaden ante el esperadísimo retorno a su cuidad, su etapa como solista, los entretelones del parate de Los Redonditos, su relación con el Indio Solari y el vínculo con sus seguidores.
¿Que imagenes te vienen a la cabeza mientas esperás los recitales de este fin de semana ?
Yo tengo referencias de la ciudad de La Plata de muchos años atrás donde se vivía una bohemia muy particular, pero después de la época de la dictadura hubo como una degradación en general. Surgieron cosas culturales muy importantes .Allá por principios de los ‘70, era un momento de generar desde la nada. Despues me fuí de la ciudad cuando corría 1977. Con el paso de los años noté que el brillo y entusiasmo de aquella primera época donde compartíamos cosas con La Cofradía de la Flor Solar, entre otros, me costaba reconocerlo. Pero después los pibes más jovenes retomaron a su manera el espíritu de lo musical y tengo ententido que hay una gran cantidad de bandas que están haciendo música y cosas buenas. Es muy estimulante volver, estar en contacto con la gente y volver a comunicarnos desde lo musical.
Volvés luego de tanto tiempo en otra etapa de tu carrera. Ahora te podrán escuchar como solista con una decena de recitales ya realizados. ¿siempre tuviste la idea de lanzarte solo?
Nunca lo veo como un camino solista. Para mí, la música es un camino de aprendizaje y uno se va encontrado con diferentes circunstancias. En estos momentos tengo una banda que son todos excelentes músicos (Claudio Quartero en bajo, Javier Lecumberri en teclados, Oscar Reyna en guitarra y Daniel Colombres en batería) y todos componen muy bien. Soy de componer mucho y ya me estaban quedando chico Los Redondos en el sentido de que teniamos un ritmo demasiado lento. Yo necesito más agilidad porque me van quedando una cantidad enorme de temas afuera. Ahora está la posiblidad de poder manejar yo mis propios tiempos.
¿Cuál es la idea central de A través del Mar de los Sargazos ?
Básicamente eran un montón de canciones, tampoco sabía cual era el hilo conductor. Escuchando el disco con Poli, Rocambole y Claudio (Quartero), nos dimos cuenta que había mucha agua, mucho mar, muchos viajes. El título de alguna manera engloba el concepto: encuentros, travesías, nuevos horizontes.
¿Fue complicada la tarea de selección de los temas?
No fue tan arduo porque cuando empecé a grabar no tenia la idea de grabar un disco. Cuando paramos con los Redondos quise en realidad terminar de redondear varias ideas que tenía dando vueltas. Cuando las terminé de redondear las quise grabar bien y, cuando las grabé grabe bien, me dije : el disco está terminado y fue solamente sacarlo. La parte más difícil fue encontrarme con el hecho de cantar y escribir las letras ya que en el caso de los Redondos lo hacia el Indio. La parte de la composición y de la grabación no fue complicado ya que era algo que venía haciendo.
¿Te pasó algo especial cuando tocaste como solista por primera vez? ¿Tuviste temor que solamente te pidieran temas de los Redonditos?
En algún momento pasa pero el cagazo más grande era como me las hacía cantando y tocando al mismo tiempo.
¿Como sentís este parate del grupo?
Son varias cosas. Todos en los Redondos estábamos necesitando un cambio, los Redondos se habían convertido en un mastodonte. Los tiempos para grabar se habian hecho muy largos, muchas complicaciones para tocar y además enfrentarte con el temor de los desmanes generaron un cierto desgaste. Ultimamente para enfrentar estos desafíos todos debíamos estar muy unidos y las circunstancias nos fueron alejando un poco. No era un buen momento para insistir en seguir. Lo mejor era tomarnos un tiempo, separarnos y cada uno hacer su propia historia. El final es abierto, seguramente volveremos porque nos debemos un par de canciones con el Indio, pero no sabemos cuando será.
Y para seguir tu propia historia comenzaste a cantar ¿cuándo aparece en vos este rol?
En realidad yo siempre canté. Cuando me encontré con el Indio como compañero de ruta, el se hizo cargo del rol de cantante porque canta mejor que yo y dejó de tocar la guitarra porqué la empecé a tocar yo. Encontramos en la banda el rol en el cual cada uno era el mas eficaz. Pero, una cosa fue cantar los temas para el disco y otra cosa era cantarlos en vivo. Los voy descubriendo todo el tiempo y es muy lindo. En realidad me siento muy acompañado por la banda que es muy sólida y me permite que no esté tocando la viola todo el tiempo. Yo dejo de tocar y la banda sigue sonando como un reloj. Con los Redondos era más difícil porque si yo dejaba de tocar, la banda se pinchaba. Yo era un poco el sostén de toda la banda. Como esta es una banda de muy buenos músicos, la música no cae nunca.
¿Cómo vas intercalando a lo largo del recital los temas de los Redondos que siempre te van a pedir y los temas nuevos?
Tengo ganas de tocar los temas del disco y por otro lado parte de mi historia musical. Fui eligiendo algunos, los que me resultaban más cómodos para cantar y los que nos encontrábamos más cómodos para interpretar. Con la banda le buscamos nuevos sonidos y para mi ganaron un montón tal como la de Fuego fuego, La bestia pop y Todo un palo. Son versiones que quedaron muy buenas.
A pesar de todo, ¿sentías que a la gente le falta algo en el escenario?
Hay de todo. Hay mucha gente que espera que en algún show aparezca el Indio. Pero creo que en general lo han tomado muy bien y eso me confirma que mi sensibilidad no está tan lejos de la sensibilidad de la gente.
«Hago lo que tengo ganas»
Las nuevas etapas siempre generan incertidumbre, más cuando se viene de un pasado tan reciente y glorioso como el que Skay transitó junto a los Redonditos de Ricota. Aquel pasado y este presente también fueron temas de la charla con el emblemátrico guitarrista ricotero.
Recientemente afirmaste: Los Redondos soy yo.
Eso sonó medio raro. Lo que sucede es que mucha gente consideró que Los Redondos son el Indio y en realidad Los Redondos están en la conjunción de tres persones (Skay/El Indio/Poli) y si sacás alguna de ellas ya no son los Redondos.
Finalmente se convirtieron en un referente que iba mucho más allá de lo musical.
Los Redondos son un fenómeno muy complejo. Se convierten por un lado en una bandera de un montón de gente y por el otro nosotros planteamos una estética, una personalidad musical y un poesía distintas. Mucha gente se enganchaba y no le interesaba tanto lo musical.
¿Qué sentís cuando mirás tus comienzos en nuestra ciudad hasta culminar con el Monumental lleno?
Me pasa esto que estoy haciendo. Ahora quiero seguir haciendo lo que tengo ganas. Estoy continuando el viaje.
¿Ahora estás más expuesto en el escenario?
No , en absoluto. En realidad, aunque la gente seguramente lo vería distinto, siempre sentí que yo era quién llevaba a la banda encima, quien dirigía un poco todo. Nunca estuve como acompañante, siempre estuve tocando. Y ahora es lo mismo, solamente incorporo mi rol de cantante.
En esta etapa retornaste a lo lugares chicos.
Ahora no hay tanta presión y es muy grato porque es una dimensión mucho más humana, le podés ver la cara a la gente y escuchar sus vibraciones.