Además de escritor, periodista, filósofo- con o sin comillas, hay opción-, poeta y monologuista, Enrique Symms es «ex redondo». El editor de la revista Cerdos y Peces formó parte del staff de Patricio Rey con un protagonismo cercano al del Indio y Skay, hasta que los años 80 doblaron su curva. Por eso tiene autoridad como pocos más, para hablar de la banda.
Fuente: desconocida

Cómo ves a los Redondos hoy?
Algunos fenómenos parece que estuvieran marcados por el destino. Yo lo llamo el sello original, como si fueran el futuro y el pasado juntados en un mismo punto. Creo que es la única banda con ese origen legendario del destino que parece que provoca fenómenos más allá de la voluntad de sus integrantes. Eso le da una peculiaridad a los eventos. Además, me imagino el disfrute de los pibes, la traslación colectiva, el convivir en carpas durante varios días. Curiosamente, también está esto de que se persiga y se le tenga miedo a las bandas y a lo que sus canciones generan. No es que las canciones digan algo, no son subversivas. Es como una especie de leyenda que los propios pibes crearon. Que eso provoque miedo, es lo que me sorprende.
Y el Indio? Es el que los pibes tienen en la cabeza?
Su vida puede haber cambiado porque hace años que no lo veo. Pero eso de no verlo también habla de su vida. El Indio es un hombre que no sale de su casa, y vos sabés bien la vida que se hace en una casa. A menos que seas muy raro, habla más bien de una vida muy normal. Creo que es uno de los tipos que más vida normal ha tenido dentro del ambiente del rock.
Bueno, Elvis tampoco salía de su casa, y no se puede decir que haya llevado una vida normal…
Por lo que sé, el Indio vive en una fortaleza en Ingeniero Maschwitz, con guardias de seguridad y todo eso. Juega al pool con los guardias de seguridad, entendés. Vive con miedo, supongo. Me acuerdo de una vez que estábamos comiendo una milanesa, y vino un tipo y le pidió un autógrafo. El Indio quedó aterrorizado. «Acá empieza todo», me dijo. Le molestó. Eso, a Skay o a Charly García les gusta, o no les rompe las bolas. Por todo esto, creo que el Indio no se parece en nada al que tienen los pibes en la cabeza. No solo porque no frecuenta el ambiente frívolo de los rockeros, sino porque tampoco frecuenta ni Mataderos ni una aventura, ni frecuencias heterosexuales compulsivas, ni poligamia. No prueba ninguna de las frutas prohibidas del mundo. El Indio es el menos rockero de los rockeros que yo conozco, si es que ser rockero significa algo. Como siempre dijo el mismo, es «un tanito».
Por qué los Redondos no pueden tocar tranquilos en ningún lado?
Tenemos que hablar de un antes y un después de Bulacio. Me parece curioso que no se hable más de eso, porque sabemos que a partir de ese momento cambió la forma de organizar eventos. Quedó demostrado que la forma correcta era la Grinbankiana ( por Daniel Grinbank, dueño de Rock & Pop ) con un sistema combinatorio de seguridad propio y un montaje policial paralelo. Entonces, de alguna manera el caso Bulacio marcó algo parecido a lo de Yabrán. No creo que Yabrán haya querido mandar a matar a Cabezas directamente, pero le dijo a los muchachos, y los muchachos lo mataron. Entonces, ellos de alguna manera contrataron a la policía que mató a Bulacio. Entonces después no encontraron otra salida que la de convertirse otra vez en marginales. Por otro lado, creo que la mayor invasión de hinchadas futboleras las tuvieron Los Redondos, y como no se Grinbankizaron, no autorizaron un sistema que despersonaliza al público cuando entra, como pasa con los demás recitales grandes. Eso es puro de ellos, eso me gusta mucho de ellos. Entonces les pasa eso de que salen los lobos sueltos. Hay tipos que son así, que vienen de la villa, que vienen de las hinchadas.
Por qué te fuiste de Los Redondos?
Me echaron. En el último concierto que estuve, en el Bambalinas, canté una canción gitana, la gente empezó puteándome y terminé ovacionado. Eso de que a la gente ya no le gustaba lo mío, es mentira. Es una cosa del Indio. Después, me acuerdo de una vez que me peleé en La Plata, en un recital donde tiraron gases a la gente. Todos se escaparon cobardemente del escenario, yo me enfrenté con la policía, con Ragendorfer reventamos un cana, Skay se quedó tocando un solo de Jimi Hendrix en el escenario, entre los gases. Fue maravilloso. A raíz de eso, yo saqué una nota que se llamaba Deténganse, deténganlo. Creo que tres meses después lo mataron a Bulacio.